Somos muchos los que no solo nos creemos creativos sino que hasta nos desempeñamos en una profesión que incluye la palabra “creativo” en su nombre. Sin embargo, un estudio reciente descubrió que esos arranques de creatividad bien pueden ser errores de nuestros cerebros. (Suena lógico, la verdad.)
Según parece, nuestra inclinación a introducir variantes como, por ejemplo, un nuevo ingrediente en una receta culinaria, o seguir un instinto creativo desconocido, a menudo se debe a equivocaciones cerebrales para nosotros imperceptibles. Nuestra curiosidad es un error, sostiene el estudio de Nature Neuroscience: nuestro cerebro no es muy astuto al evaluar opciones ya que, si lo fuera, elegiría las opciones conocidas y seguras.
Los investigadores hicieron resonancias magnéticas de cien personas mientras jugaban con una máquina tragamonedas. La máquina presentaba dos opciones, una de las cuales ya había premiado a esas personas con dinero. Se encontró que el cortex del cíngulo anterior (la región del cerebro que regula la toma de decisiones) se “encendía” cuando los participantes cometían errores en su razonamiento, y que muchas de las opciones “creativas” seguidas por los sujetos de la investigación eran el resultado de una falla de razonamiento del cerebro.
Durante mucho tiempo, la psicología pensó que la curiosidad era una exploración de opciones con resultados inciertos, una especie de proceso racional para evaluar esas opciones. Pero este estudio implica que muchas de nuestras elecciones de caminos desconocidos se realizan sin que lo sepamos, sin que nos demos cuenta. Los participantes piensan que eligen la mejor opción pero lo hacen basados en información equivocada que proviene de errores de razonamiento.
El líder de la investigación señala que estos errores no son intrínsecamente malos. Al contrario, han llevado a algunos de los más grandes descubrimientos de la humanidad, como el viaje accidental de Cristóbal Colón, o la evolución. En publicidad sucede más o menos lo mismo: casi siempre sabemos cuál es el camino seguro y conocido al encarar un proyecto, y casi siempre elegimos otro camino, más jugado, más inédito. Más “creativo”.
Por eso, aunque sepamos que son errores, sigamos cometiéndolos.
(Fuente: Fast Company)
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