La covertura mediática para la joven de 16 años Greta Thunberg ha sido intensa y ahora está en boca de todos. Aunque al parecer su despertar activista por las condiciones ambientales que sufre nuestro planeta es algo en lo que ha insistido desde años atrás, gran parte de las noticias se enfocan más en los gestos hostiles entre ella y el presiente Trump o su condición de Asperger, por sobre el tema principal: su reclamo acerca del calentamiento global.
En la pasada cumbre climática de la ONU, los medios tildaban las palabras de Thunberg como desafiantes: «No son lo suficientemente maduros para decir las cosas como son. Incluso esa carga nos la dejan a nosotros, los niños».
Existe una distinción entre clima y condiciones climáticas extremas, así que para efectos prácticos de este escrito, me basaré en la primera mencionada. ¿Es posible que el clima impacte en nuestra personalidad? Definitivamente sí.
Las experiencias en las etapas tempranas de nuestro desarrollo son las responsables, en gran medida, de formar la estructura de nuestra personalidad adulta.
Existen distintos estudios que analizan el impacto que tiene clima en los individuos y cómo éste moldea personalidades. Algunos resultados de estos estudios expresan que aquellas personas que crecieron en climas muy cálidos o demasiado fríos, son más tendientes a identificarse como introvertidos, a diferencia de aquellos que viven en ambientes de temperatura promedio de 21 grados centígrados, que son más propensos a ser extrovertidos.
Dichos estudios pueden ser debatibles, lo analizable es identificar cómo el clima moldea nuestro carácter, que a su vez influye en nuestra capacidad creativa.
La cultura, la ubicación geográfica o la religión, son sólo algunos conceptos que impactan en gran medida a la sociedad y por ende a los individuos y sus ocupaciones. Las afecciones son elementos exteriores que llegan a persuadirnos de hacer o dejar de hacer cosas a diario. Los cambios de estación siempre están acompañados de representaciones, de manera fisiológica o psíquica, que impactan en nuestro desempeño y estado de salud.
Tanto estacionarse en la depresión como intentar estar efórico siempre, son estados psicóticos que atentan nuestra salud, y son conocidos como estados estacionales. La respuesta a dichos estados sería buscar el equilibrio, asumir que la vida es dinámica y hay momentos en los que nos sentimos altamente deprimidos y al día siguiente deseamos salir a admirar el mundo.
Ambos estados tienen relación con la creatividad. Por un lado, necesitamos paseos de días soleados con insumos exteriores que mantengan a nuestro cerebro en constante flujo informativo, para después analizar y destilar en ambientes mucho más reflexivos como una tarde lluviosa. En cualquiera de las condiciones podemos despertar el espíritu creativo.
Si es verdad que el clima causa efectos en nuestra personalidad nunca es una ley absoluta, éste puede suele dominar nuestro estado de ánimo en curso, el cual está en constante influencia de distintos factores como la rutina diaria, la alimentación o hasta rituales familiares. Vivir en un lugar de clima templado no garantiza un incremento creativo necesariamente, pero puede influir para lograr el equilibrio para desarrollarte y encontrar tu punto zen.
Así que no perdamos de vista a la pequeña Greta, que con su menuda voz podría generar grandes cambios en todo el mundo… o al menos en tu mundo.
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