Existen cientos, miles y millones de quejas sobre los clientes: son pendejos, no me entienden, quién puso a ese imbécil ahí, no sabe nada… Más que apoyar u oponerme a dichas críticas, prefiero hacer un sencillo análisis y reflexión.
Ante el fracaso (no le busquen, cuando no vendemos una idea es fracaso) de inmediato y como método de supervivencia buscamos al responsable. El problema es que en mínimas, casi nulas, ocasiones se sabe quién es el culpable, no existen métodos de discusión eficientes entre agencia y cliente, por lo tanto todo terminará con un tremendo berrinche.
Ante esta desagradable situación, creo que deberíamos trabajar en dos puntos básicos: el primero es hacer un verdadero auto análisis y preguntarnos si hicimos nuestro mejor esfuerzo, pero primero quitemos todos los pretextos “no dio tiempo, eso no lo dijo, no entendió…” y una vez sin pretextos podremos asegurarnos que entregamos la mejor campaña, idea o plan que pudimos, que no dejamos nada en el tintero, probablemente ganó otra idea, no sé si peor o mejor, eso no es relevante, porque uno puso todo lo que pudo. Simplemente hay días que las cosas no cuajan.
El segundo punto es aceptar que no somos monedita de oro, muchas veces no caemos bien o nuestro trabajo no es lo que buscan, ante eso no hay nada que hacer. Podemos parecer petulantes, sobrados, antipáticos; puede ser que nuestro estilo de diseño no sea del agrado de quien está al frente de la empresa. Hay clientes que prefieren dictar paso a paso lo que buscan, hay clientes que prefieren ser sorprendidos, hay clientes que buscan divas, otros gente obediente y no podemos ser o estar en el gusto de todos. Ante estos casos tampoco hay nada que hacer… simplemente las cosas no cuajan.
¿Qué podemos hacer ante esto? Definitivamente mantenernos en el punto uno, asegurarnos de estar entregando nuestra mejor versión, no dejar cosas a la interpretación, al ‘ahí se va’, no podemos caer en ‘¿para qué le meto tiempo si al cliente le vale madre?’ CUIDADO, no digo que se desboquen haciendo “piezas de concurso”, es más que sabido que estoy en contra de hacer lo que se nos dé la gana con tal de llevarse un bonito recuerdo a la egoteca. Me refiero a mantener la calidad en el trabajo, no por la agencia, no por el cliente, sino por el book personal, por lo que el trabajo dice de nosotros.
Si están de acuerdo o no, puede ser motivo de una buena discusión, así que atendemos cualquier comentario en:
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