Sentado en el lounge esperando el vuelo que me lleva a New York. Habiendo dormido. Con la cabeza despejada. Así, ahora sí, me animo a contestar a todos los que me preguntaron «cómo me había parecido Cannes«.
Y mi respuesta fue una única, maravillosa, excitante conclusión: «de tanto intentar abarcar, a las redes se les agrandaron los agujeros. Y por ahí se viene escapando, with the lightness of the beginner, el mejor talento, el más ágil, el más flexible, el más despierto».
Esto incluye, por supuesto, a los clientes que importan. Aquellos que no se contentan con flotar, porque te lleva la corriente. Aquellos con músculos que saben nadar, que quieren nadar aunque sea contracorriente. Y sí, ya sé que una red con agujeros grandes aún es capaz de contener a los peces más grandes. A los famosos «peces gordos».
¿Y saben qué? Te los regalo industria. Yo quiero de compañeros a los otros. A los que se animan porque les importa. A los que inspiran.
Nos elegimos con Anita para hacer Anita&Vega porque a los dos nos importa. Y la vi angustiarse en el jurado para que aquellos que hablan sólo un idioma —qué limitación, ¿no?— entendieran un poco más lo que viene de otras culturas.
Nosotros, la banda loca de los que nos importa, necesitamos saber que estamos, que podemos contar con los otros como nosotros.
Me emocionó cuando Anselmo Ramos y Gaston Bigio me dijeron en el puerta del Carlton que habían puesto en la lista de las 15 agencias que los habían inspirado a Vegaolmosponce. Necesitaba que me lo dijeran porque ellos me inspiran a mí ahora.
No sé si somos muchos. Pero estoy seguro de que somos suficientes. Para volver a poner en el mapa la única palabra que importa y que no leí en ninguno de los carteles de diversos formatos que populaban el Festival: idea (lo sé porque la busqué).
Vivan los clientes que entienden que sin una idea, una marca es sólo un producto que ya existe. Vamos a animarnos que total ya estamos tapados por el agua.
Pero ahora, por primera vez después de mucho tiempo, ya no estamos atrapados en ninguna red. ¡Viva Memo carajo!
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