¿Y si ganan un premio qué? ¿Ya se pueden retirar? ¿Ya son los mejores? ¿Ya son piedra angular de la publicidad?
Tengo muchos ejemplos e historias que demuestran que aún después de Leones, Círculos, Victorias, Soles, Effies y otras estatuillas, quien encabezó el grupo que ganó el premio terminó en el anonimato total (en el mejor de los casos).
Los reconocimientos se otorgan por ser “El Mejor” (o por haber hecho la mejor campaña), pero ¿qué tanto dura ser UNA VEZ EL MEJOR? Esta condición no impide que te corran y probablemente, si es tu caso, despotriques diciendo que son unos cul#&**eros, que te faltaron al respeto porque eres un “creativo multipremiado” y esa se convierte en tu bandera para ir consiguiendo trabajo, nos fascina vivir de las glorias pasadas.
Definitivamente, en nuestra industria y en cualquier otra (no seamos egocentristas) no basta con ser “el mejor”. En la música se le conoce como one hit wonder y si somos sinceros, si pensamos en esos grupos nos parecen completamente mediocres, su aparente éxito tiene que ver más con la suerte o con un esfuerzo único, pero a nadie le sirve eso. En el deporte pasa lo mismo, una excelente temporada no significa nada.
Lo difícil no es ser el mejor, sino mantenerse en ese lugar. Suena a libro de autoayuda, y no hay nada más patético que parecer Miguel Angel Cornejo, Mariano Osorio o Yordi Rosado, pero también es cierto que no tenemos claro que significa ser el mejor. En caso de actividades individuales (algunos deportes, literatura, investigación, etc.) se trata de constancia, de perfeccionamiento en la técnica, de preparación. En el caso de las corporaciones se trata de educación, de capacitación, de generar sistemas que obliguen a los componentes a comprometerse con sus objetivos y con el equipo. Desgraciadamente en las agencias de publicidad es pobre la inversión en estas áreas, se sigue dando demasiado peso al trabajo individual y con el alto nivel de rotación de personal que existe, la grandeza de una empresa depende más del creativo en turno que del trabajo y visión de la compañía.
“Les gustan los premios ¡qué lindos!” eso no los convierte en los mejores, probablemente sean buenos, pero no los mejores, para poderlo ser tendrán que demostrar que son capaces de durar, de mantenerse, pero sobre todo de enseñar y contribuir en el éxito de una empresa.
Casos de éxito hay muchos, apellidos como Olabuenaga, Alvarado, Beker, Cardos, han demostrado que si hay manera de tener empresas sólidas (no solo “creativas”) y sobre todo mantener ese nivel de compromiso con los clientes.
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