¿Qué es lo más difícil de terminar una relación amorosa? ¿Los recuerdos con esa persona? ¿Los reproches de las mil y un cosas que dejaron de hacer? ¿Los secretos que tu ahora ex pareja se lleva de ti? Éstas y otras miles de preguntas nos hemos hecho cuando llegamos a ese punto sin retorno en una relación: el rompimiento.
Y es que, a todos nos ha tocado vivir ese momento. Una batalla interna entre querer recuperar eso que acabas de perder y tratar de entender que probablemente ya no había nada que hacer. El truene amoroso, al final del día, es un volado y claramente no es posible tener el control absoluto de las situaciones que ocurren alrededor de él.
Dichosos son aquellos que logran ser amigos de sus ex parejas, que pueden saludarlas si las encuentran por la calle o hasta pueden presumirse sus nuevas relaciones a tal grado que, es posible aconsejarse el uno al otro. Este punto, es la utopía de las relaciones personales y es casi imposible que se logre.
Las cosas se vuelven más complicadas cuando hablamos de años de convivencia, pues es evidente que, tanto tu pareja te conoce a la perfección como tú a ella. Y si por azares del destino, esa relación termina mal, siempre existirá el rencor, ese momento de “ardidez” en el que te llenas de valor para hablar mal de tu ex y de contar esos secretos que solo tú conoces y puedes (si quieres) distorsionar a tu gusto.
La etapa de la “ardidez” es pasajera y en el mejor de los casos queda en simples historias que pueden considerarse rumor o chisme. Pero existen otros casos donde, perjudicar y dañar de cualquier forma a la otra persona llega a grados extremos.
A los 16 años, Ana Baquedano Celorio fue víctima de sextorsión. La historia de Ana, lamentablemente, hoy en día es un tema más que común entre los jóvenes. Un día, Ana decidió enviar una foto erótica suya a la que, en ese entonces, era su pareja sentimental, sin imaginar las consecuencias que esto acarrearía.
“Estábamos muy unidos, íbamos a fiestas, a cumpleaños… Lo conocía desde que éramos niños y de alguna manera nos entendíamos y nos apoyábamos. En ese sentido era una relación bonita”
(BBC, 2019) dijo Baquedano en una entrevista, en donde además aseguró que tanto su ex pareja y ella acordaron compartir una fotografía erótica para después borrarlas.
Ana, envió una selfie en “topless” en donde su rostro era perfectamente identificable; y aunque ella cumplió con el acuerdo al borrar la foto, tiempo después se dio cuenta que su ex novio no había cumplido su palabra.
«Fue después de mi graduación cuando un amigo me dijo, ¿a quién le enviaste una foto tuya desnuda?» Se lo conté y me dijo que había gente que la estaba compartiendo. Sentí que todos mis temores se estaban haciendo realidad (BBC, 2019).
La imagen de Ana se viralizó, fue entonces que el arrepentimiento, la culpa, el miedo y la vergüenza se apoderaron de Baquedano. Fue un momento de vulnerabilidad en el que las miradas y los señalamientos de la gente se hicieron presentes.
La viralización de la fotografía alcanzó niveles peligrosos, pues la imagen de Ana también apareció en una página web administrada por criminales que hacían públicos los datos personales de las jovencitas que aparecían en el sitio para luego, extorsionarlas (Plumaje, 2019).
El peor momento fue cuando la foto entró a mi universidad. Mucha gente me conocía. Era presidenta de salón, estaba en la sociedad de alumnos. Todo el mundo sabía quién era yo: era la niña fresa que todo el mundo conoce. Mi facultad era muy grande. Eran 2000 personas que habían visto la foto. Se notaba en sus ojos. Me hacían comentarios incómodos, bromas. Hablaban de mí a mis espaldas (Plumaje, 2019).
La situación rebasó a Ana y por fin se atrevió a contarle a su madre lo que pasaba y recibió todo su apoyo. Con ayuda de la ONG Indignación, logró denunciar el sitio web donde apareció su imagen, esto ocasionó el cierre de la página y la persecusión de los administradores.
Con todo el respaldo legal y el de su madre, Ana se apropió de su historia; hecho que la acercó a medios de comunicación para contarla logrando así, exhibir una problemática que pocos se atrevían a señalar.
El Diario Yucatán la invitó a escribir un artículo y más tarde, gracias a una entrevista en una estación de radio, logró convertirse en conductora de ese programa hasta que fue invitada a formar parte de “Escudo Yucatán”, un plan gubernamental de prevención del delito.
El empoderamiento de Ana la llevó a dar conferencias para que otras niñas se sintieran identificadas con ella y buscaran ayuda. Miles de historias llegaron a oídos de Ana y fue entonces que decidió llevar a otro nivel su amarga experiencia con el sexting.
“No puede ser que solo sean conferencias. Tiene que haber una atención a víctimas y una legislación. Entonces fui con ellos (la gente de Escudo Yucatán) y les presenté la idea de la iniciativa de ley” (Plumaje, 2019).
Fue así que, Baquedano logró que en su natal Yucatán la ley castigue con la cárcel la difusión de imágenes íntimas de otra persona sin su consentimiento.
Hoy, a sus casi 24 años, Ana está en planes de crear una asociación civil llamada “Consentimiento digital” con la que busca apoyar jurídicamente a las víctimas de pornovenganza.
La historia de Ana Baquedano, además de ser un ejemplo claro de empoderamiento femenino es, también, una historia que abre la brecha para comprender un problema, que a pesar de ocurrir en el mundo digital, sus consecuencias son tangibles en el mundo real y sobre todo ante la sociedad.
El sexting como práctica aún se encuentra en un limbo que termina señalando a la víctima antes que al víctimario. Un punto que también resalta la historia de Ana es que, a los 16 años, (creo yo) no se tiene el suficiente criterio para poder comprender las consecuencias de una decisión como lo es el enviar una fotografía erótica. Vaya, ni siquiera sé si existe una edad para comprenderlo, aunque existen casos de parejas maduras que hacen del sexting parte de su vida sexual activa y sería muy interesante analizar esa cara de la moneda.
Y por supuesto, la gran moraleja que nos deja Ana Baquedano es que, el resentimiento y las ganas de dañar a tu ex pareja por el simple hecho de no aceptar que se terminó, sigue siendo una práctica muy común entre las personas.
Hoy en día filtrar el “pack” de tu ex (como le ocurrió a Ana) es el punto máximo de una ruptura amorosa mal entendida. Atrás han quedado los chismes y rumores que como ex puedes inventar para “justificarte” y conseguir una hueca validación personal ante los demás (y que además, se vea de donde se vea, es una práctica sumamente absurda y ridícula).
Sin duda alguna, los logros de Ana Baquedano gracias a su historia son inmensos para una cultura como la mexicana, pues le ha dado un nuevo valor a la identidad digital de las personas, la ha dotado de derechos y, además, está buscando protegerla no solo de nuestras ex parejas tóxicas, también de un crimen como la trata de personas.
Finalmente, como en todo delito que se comete, lo más importante es denunciar y en una pornovenganza más, pues como lo dice muy bien Ana “Denunciar es dar un mensaje a ti misma de que el error no fue tuyo” (Chidas MX, 2019).
Resulta contrastante pensar que, con la llegada de las redes sociales nuestras vidas pudieran ser mucho más sencillas gracias a la tecnología. Hoy más que nunca, ha quedado claro que el mundo digital pesa y mucho. Las redes sociales son un escaparate para mostrarte al mundo de dos formas: como realmente eres o como pretendes que los demás te vean. Estas nuevas facultades que forman parte de nuestra identidad están obligando a las leyes de nuestro país a regular nuestros comportamientos en el mundo digital.
Sin duda, si logramos consolidar leyes que puedan regir de manera clara al mundo digital (del que formamos parte todos de una u otra manera) estaríamos dando un paso inmenso al futuro. Podriamos ser testigos de la modificación y posible erradicación de muchas conductas nocivas que existen en el mundo digital y que además, impactan en la vida real. Concientizarnos de temas que hace años, parecían distantes de nuestra realidad nos obligará a entender que el cambio es un trabajo conjunto y que tenemos que estar abiertos a la concientización del daño que podemos causarle a otros en un arranque de absurda valentía.
FUENTES:
Redacción (2019) Ana Baquedano: la desafiante forma como combate la “pornovenganza” de la que fue víctima. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-47938198
Scanda, T. (2019) Ana Baquedano y su lucha contra la sextorsión. Recuperado de: https://www.animalpolitico.com/el-huevo-y-quien-lo-puso/ana-baquedano-y-su-lucha-contra-la-sextorsion/
Redacción (2019) Ana Baquedano, la mujer que mueve cielo, mar y tierra contra la sextorsión. Recuperado de https://www.chidas.mx/2019/01/ana-baquedano-entrevista-sextorsion/
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