Me encanta la gastronomía. Me gusta cocinar, probar nuevas recetas, conocer restaurantes. Disfrutar la comida es para mí una pasión. Esa pasión me lleva a conectar con otras personas tan entusiastas como amantes de la gastronomía como yo. Siento que soy parte de una comunidad de personas que comparten un interés común. Mi experiencia y comentarios les influye, y los de ellos a mí. En nuestra comunidad, todos somos influencers.
De todas las redes sociales, Instagram ha cobrado un especial protagonismo, lo que no es ajeno a mi comunidad de amantes de la gastronomía porque es ahí donde principalmente interactuamos.
Con toda esa actividad en IG, las marcas tienen ante sí innumerables oportunidades de hacer publicidad —desde alimentos hasta electrodomésticos, pasando por supermercados, restaurantes, decoración o chefs—, y una forma de llegar a su objetivo con una publicidad cercana, real, que mi comunidad percibe como natural.
Según datos la empresa de software para influencers Klear, los microinfluencers publicaron el 84% de los post patrocinados en 2018. Esto nos da una idea de lo que los consumidores están buscando en las redes. Pero además están las Stories, cuyo crecimiento ha sido exponencial en el último año hasta sobrepasar los 500 millones de usuarios diarios a nivel mundial. Una de cada 3 stories es un contenido patrocinado, con el plus de que se puede agregar un link al site del anunciante y confirmar si el usuario terminó en su sitio web.
Ahora las marcas tienen la oportunidad de llegar, por fin, uno a uno de su público objetivo con el enorme potencial de Instagram Stories y lo que viene será un contenido que cada vez se parecerá al on demand.
Las redes sociales nos han demostrado que el usuario no quiere un contenido que es para todo el mundo sino que tiende a relacionarse con aquellos que percibe como cercanos, casi personalizados.
De ahí el gran éxito de los microinfluencers, porque en sus pequeñas comunidades son capaces de hacer sentir a sus amigos (que no son seguidores) que los conocen, que son especiales.
Y las marcas pueden y deben aprovecharlo. No se trata más de alcanzar a un grupo demográfico determinado, sino de encontrar a esos verdaderos conocedores y prescriptores del nicho al que está dirigido el producto.
Las plataformas de marketing de influencers facilitan esas campañas personalizadas con los microinfluencers que mejor se alinean con el mensaje de una marca y que le hablan de tú a tú al usuario.
Volviendo a mi ejemplo con la cocina, esas plataformas nos ofrecen posibilidad de afinar mucho más la búsqueda y llegar a esos verdaderos amantes de la cocina que lo mismo comparten las recetas familiares que su experiencia en un supermercado.
Quizás no tenga el feed mejor producido o curado, pero como microinfluencer mis tasas de engagement están muy por encima de la norma … y a la gente le gusta cuando cocino las lentejas de mi madre.
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