Tuve hoy una reunión con una diseñadora argentina que se vino hace poco tiempo a vivir a Madrid. La recibí en Picnic, todavía no sé muy bien por qué. Ella entró a mi oficina, nerviosa, seguramente con las manos transpiradas. Le pregunté de su vida, de cómo había empezado, de qué fue lo que la trajo hasta Madrid.
Me di cuenta que ella tiene un montón de sueños, que no conoce casi a nadie de nuestra profesión acá. Y yo de repente vi todo con tanta claridad. Me vi a mí mismo, con idénticas manos mojadas, a otra edad, a la edad donde era yo el que no conocía a casi a nadie, los mismos sueños de querer sacar de adentro todo lo que yo intuía que tenía pero no estaba seguro.
Todos necesitamos, en algún momento de nuestra vida, poder cruzarnos con alguien que nos dé una oportunidad, que confíe en que sí vamos a poder, que vea cosas en nosotros que nosotros mismos, por estar tan cerca, no somos capaces de ver.
Yo tuve la suerte de haberme cruzado con gente así. Mario Tobelem, que falleció hace poco, que fue el redactor con el que hice mi primer training. A él seguramente no le costó mucho dedicarme el tiempo que me dedicó, para mí fue una eternidad de aprendizaje. Me han dicho muchas personas a lo largo de mi carrera, lo importante que fue para ellos que yo les haya dado la confianza que les di.
Nosotros, los sensibles, los que tenemos fuego en el pecho, los que creemos que podemos sacarlo, los que necesitamos sacarlo en la forma que sea, por mejor o peor que nos salga. Nosotros, los inseguros, los que sabemos que no sabemos mucho, los que dudamos de nuestro talento, los que solemos perdernos en los cruces de caminos, necesitamos que alguien que haya vivido un poco más, nos ofrezca una mano.
La vida nos va poniendo frente a parques llenos de árboles en noches negras, oscuras, sin luna, sin nada que ilumine.
Esas, las manos luminosas. Esto es lo que nos hermana. El haber sentido lo mismo y no olvidarnos.
No siempre estuve dispuesto, no siempre ayudé todo lo que pude, pero les aseguro que trato de no olvidarme de que alguna vez yo necesité. Será porque no dejás nunca de necesitar la ayuda de alguien. Ser necesitado te enseña a ser necesario. Yo soy creativo porque creo. Genial frase de Ernesto Savaglio. Yo creo en las personas y su talento que grita por salir. Yo creo que hoy la ayudé a ella. Ella, seguro, me ayudó a mí.
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