Con los avances tecnológicos y los cambios permanentes en los mercados globales, las metodologías de trabajo y sus procesos están viviendo etapas de profunda transformación. Esto lleva a que las personas vivan casi permanentemente bajo presión, con el riesgo que esto conlleva.
Trabajar en estado permanente de incertidumbre y con altos niveles de exigencia son dos de los detonantes de que haya muchos signos nocivos en el marco laboral. Independientemente de las condiciones contractuales o las dinámicas del mundo del trabajo, es importante estar atentos para crear nuevas experiencias de valor para los colaboradores, para no sólo alcanzar resultados, sino lograr sustentabilidad, ese delicado equilibrio vital para sentirse mejor y a gusto.
- 5 signos nocivos y herramientas para encauzarlos
- Falta de organización. Quizás el más frecuente de los problemas de todo tipo de empresas es que no hay sistemas, procesos ni reglas, y tampoco están bien definidas los deberes y obligaciones. Herramientas: trabajar en el diseño de flujos de trabajo; entrenar a los equipos en metodologías para optimizar el tiempo, los resultados y el equilibrio vital; abrir espacios de diálogo más allá de los temas laborales; evaluar cada seis meses la evolución de los cambios.
- Falta de liderazgo. En el mundo del trabajo hay muchos jefes, y pocos líderes. El líder inspira, el jefe ordena. Esto marca el ritmo de los resultados y del bienestar en general de cada colaborador. Herramientas: Entrenar a los jefes para que pasen a ser líderes auto motivados e inspiradores; detectar los líderes naturales independientemente del rol de las personas; construir una cultura organizacional fuerte y sostenida en el tiempo; apuntalar la felicidad y el bienestar dentro del espacio de trabajo.
- Falta de comunicación. Paradójicamente estamos en tiempos de sobreabundancia de recursos, que cada vez conectan menos a las personas. Un signo preocupante es que las personas no dialogan ni aprenden a comunicarse asertivamente; por eso, los procesos de creación, innovación, marketing y proyectos suelen verse demorados en luchas internas donde los egos prevalecen por sobre el objetivo común. Herramientas: entrenar a los colaboradores en comunicación asertiva; habilitar espacios de intercambio de experiencias; crear vivencias ricas en forma y contenido; incluir el juego y los espacios de distensión como parte de la rutina laboral.
- Falta de dinámicas de equipo. La individualidad y la preminencia del ego de los líderes o miembros del staff deteriora la moral y la entrega de las personas. Es necesario moderar y modelar estos temperamentos, en bien de la organización. Las dinámicas necesitan ser medidas, no sólo utilizadas como herramientas de entretenimiento. Herramientas: trabajar por objetivos con indicadores duros, y también potenciar los blandos; evaluar cómo se sienten las personas; preguntarse todo el tiempo “para qué” se hacen las cosas; revisar procedimientos cada seis meses; optimizar procesos establecidos y adecuarlos cada vez que sea necesario; evitar duplicar tareas; incluir coaching de equipos por competencias, para que cada colaborador brille a su modo.
- Falta de propósito sostenido en el tiempo. Este es un signo nocivo de pérdida del rumbo. Muchas empresas tienen un enunciado de misión, visión y valores colocado en su web o un banner en la recepción, aunque son puras palabras huecas que no se viven ni se sienten. Herramientas: establecer el propósito y revisarlo cada tres años; repensar si cada decisión está en consonancia con él; verificar e instrumentar todas las formas posibles para que cada colaborador coopere en su construcción y consolidación; evaluar anualmente los aciertos y los desvíos que pueden haberse producido; generar un liderazgo de toma de consciencia de conjunto, y no sólo de rédito o medidas de impacto inmediato. Esto permitirá que se consoliden y solidifiquen en el tiempo; y aún más allá. Es decir, un legado que trascienda a las personas.
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