The most interesting man in the world cerraba sus comerciales diciendo “Stay thirsty my friends” una frase que desde antes de que la dijera este personaje de XX, ya era parte de mis mantras de vida.
Yo nunca fui muy amante de los refranes o de la sabiduría popular porque se me hacían una mamarrachada, pero a medida de que pasan los años y voy madurando ( o me hago más viejo, como ustedes lo quieran ver ) creo más en ellos porque encierran verdades fundamentales de la vida diaria. Quizás no todos, pero sí algunos.
Justo como stay thirsty. Para mí no solamente aplica para mi trabajo sino para mi vida. Para el propósito de hoy voy a tratar de enfocarlo un poco más al trabajo.
Resuta que llevo en esto más de 25 años. Es lo que hago, lo que me apasiona, me obsesiona y lo que me ha dado todo lo que tengo. Alegrías, frustraciones, viajes, premios, reconocimeintos, noches de desvelo y noches de preguntas fiosóficas si “de verdad esto es lo que quiero hacer de mi vida porque estoy encabronado” y siempre regreso a la misma respuesta: Sí. A pesar de todo. A pesar de haber tenido los peores jefes del mundo, a pesar de haber conocido a las peores personas del planeta, a pesar de haber casi chocado por salir de una filmación en donde estuve despierto 64 horas seguidas, a pesar de que un grupo de gringos me hubieran hecho menos en una junta, o en dos, o en tres. O en una filmación, o en dos o en tres, a pesar de que algún candidato político me hubiera pedido otro vasito de tequila para darse valor y hacer un comercial de su campaña a las 11 de la mañana, a pesar de ver cómo un par de clientes se daban una rayita de coca en un estudio de audio para “sentir más la música”. A pesar de todo.
Sí. Esto me apasiona, me encanta y lo amo. Y no me imagino haciendo otra cosa con la misma entrega. por lo menos no hoy.
Pero no siempre lo amé y a decir verdad, según yo no había nacido para ser publicista. Yo quería ser cantante, pero me faltaron huevos para mandar todo a la mieda y ser el próximo Luis Miguel. Sí. Ni modo. Pero resultó que esto que hago todos los días y que encontré por azares del destino, se convirtió en mi pasión, mi viaje y mi destino.
Y si hay vírgenes publicitarios que me estén leyendo, es decir, trainees que apenas están probando las mieles de este oficio, chicos que critican las campañas que ven en la calle en páginas de facebook o blogs “especializados” de publicidad sin siquiera haber vivido bien lo que esta profesión da, síganme leyendo, creo que les puedo ayudar un poco a entender que esta carrera es de resistencia y no de velocidad y que si no te apasiona, es mejor que ni te quedes. Es mejor que te vayas. Que te vayas a algo que te guste y que no te amargue o te convierta en un mediocre. Corre a algo que te haga feliz.
Es más, creo que si lees este párrafo que sigue, aquí puede acabarse la enseñanza si no quieres seguir leyendome: Salte de la publicidad y escribe de ello quejándote y diles a todos que te saliste de la publicidad porque era una mierda. Si no te apasiona salte. Salte ya y quéjate de los jefes que te maltrataban, quéjate de las horas infames de las agencias, quéjate de lo poco que reconocieron tu trabajo y tus ideas dignas de Leones de Cannes, quéjate de lo poco que te pagaban y lo mucho que te exigían, quéjate de cómo los clientes nunca te compraron una idea chingona, quéjate de lo jodido que era ir hasta Santa Fe o hasta Polanco.
¿Pero te digo algo? Esta industria no te necesita. Esta industria necesita gente a la que DE VERDAD le guste lo que hace, gente que le apasione esto. Que le apasione hacer ideas para vender productos (válgame Dios el pecado).
¿Qué? ¿Vender productos? ¿no ganar premios? ¿no salir con modelos?
Sí. Vete.
Otro de mis mantras es una frase que escuché alguna vez y que adopté y dice “La pasión es lo único que no se puede enseñar, por eso tienes que contratarla”. La verdad más absoluta que escuché en mucho tiempo.
Piensa en algo que te gusta, en algo que te apasiona ¿el fútbol?, ¿hacer bicis de bambú? ¿convertirte en emprendedor? ¿Dejarte la barba larga y adornarla con lucecitas? Bueno,ahora piensa como nunca te quejarías de entrenar fútbol todos los días hasta las tantas de la noche, piensa como jamás te quejarías de que no has comido en todo el día por estar pensando en poner tu negocio de lo que sea que vas a poner tu negocio, piensa en que quizás tampoco te quejarías de lo poco que ganas por estar haciendo ese documental de comida que siempre quisiste hacer, o de que te tienes que trasladar todos los días hasta no sé donde para tirarte de un paracaídas que es lo que hace levantarte en las mañanas.
Esa es la gente que la publicidad necesita. Gente a la que no le importe estar hasta las tantas de la madrugada tratando de sacar una idea diferente, increíble y que cuando el cliente la vea, se caiga de espaldas y se suba a ella y la adopte como suya para que su producto venda un chingo, gente que no le importe comer pizza todas las noches porque en realidad en la búsqueda de esa idea ya se le fue el tiempo y son las 12 de la noche y sigue en la agencia, gente que no se preocupe porque un cliente no le compra una gran idea porque sabe que de esa cabecita que tuvo esa gran idea, pueden brotar veinte mil más y que en algún momento, esa gran idea verá la luz y de alguna manera inexplicable, sentirás un orgullo enorme de ver esa idea allá afuera en la tele, en un billboard, en una página de facebook o en una estación de radio.
La publicidad no quiere a los que ven su reloj a las 5:59 para levantarse y correr a sus casas a “tener vida” y hacer algo que de verdad les gusta. Y no me mal interpreten, no se trata de renunciar a su vida, simplemente se trata de hacer lo que en tu vida te apasiona. Y cuando haces en tu vida lo que te apasiona, los horarios no importan, ni los fines de semana, ni buscas “el balance” porque nadie que hace lo que le encanta siente que lo hace por demasiado tiempo, o que necesita dejar de hacerlo ¿me explico?
La gente más exitosa del mundo, de cualquier área, raramente tiene “un balance”. Los mejores tenistas entrenan 10 horas diarias y se privan de muchísimas cosas que alguien “normal” jamás se privaría. Así, un arquitecto referente, un chef, un boxeador, un político (bueno, no, perdón, que todos los políticos chinguen a su madre) un medallista olímpico, Carlos Slim, etc. etc. etc.
La mediocridad se esconde en montones de pretextos. Está muy lejos, no me compran la idea, el cliente es muy cuadraro, mi jefe es un pendejo, la agencia es muy mala, yo soy muy junior, no me pagan lo suficiente, yo ya soy el jefe, ya me quiero ir, ya está buena la idea, es lo que el cliente quiere, a mí no me gusta la proactividad.
Tú eres la persona que debes inspirarte a ti misma (sí se oye raro pero es verdad). No debes esperar a que nadie te diga “puedes ser mejor”. Si tú no crees que puedes ser mejor todos los días y que tu trabajo puede ser mejor todos los días y si lo único que te importa es sacar la chamba y salir temprano, vete del medio. El medio no te necesita. De hecho le haces daño al medio. Llámese publicidad, albañilería o tejido de macramé. Vete a calentar la silla a tu casa.
La publicidad necesita gente que esté sedienta todos los días, que quiera hacer mejor trabajo todos los días, que quiera hacer el mejor posteo del mundo. El mejor flyer, el mejor story, el mejor radio del 2X1 del mundo.
¿Eres tú ese? La publicidad te da la bienvenida.
Buen jueves tengan todos.
Discussion about this post