El pasado 26 de octubre se estrenó Chilling Adventures of Sabrina, una de las series exclusivas de Netflix más esperadas por todos los fans de la cultura pop, sin embargo, a pocos días de su lanzamiento, ya ha dividido opiniones en toda la red. Por un lado, hay quienes la consideran una excelente adaptación de la novela gráfica homónima en la que está basada, mientras que por el otro, está siendo acusada de ser un contenido audiovisual cargado de una excedida propaganda feminista. Pero, ¿quién tiene la razón? Para saberlo, los invito a que indaguemos más en el concepto y el discurso de esta controversial serie.
Para analizar bien esta disyuntiva de opiniones, comencemos aclarando que Chilling Adventures of Sabrina es una serie basada en la novela gráfica del mismo nombre, creada y escrita por Roberto Aguirre-Sacasa en octubre de 2014, quien también ha participado como guionista y co-productor en Big Love y Glee. Es decir, que su concepto creativo es totalmente distinto al que vimos en los años 90’s con Sabrina, The Teenage Witch, recordada no sólo por la inolvidable actuación de Melissa Joan Hart, sino también por el icónico personaje de Salem, un brujo amante del sarcasmo y amante del sarcasmo. Éste fue producida por Viacom y estuvo basada en el cómic homónimo perteneciente a la serie de Archie Comics, cuyo primer volumen se estrenó en 1971.
Ahora sí, entendiendo perfectamente el origen cronológico de ambas historias y considerando que existen 43 años de diferencia entre el comic y la novela gráfica, enfoquémonos en el producto reciente de Netflix, el cual tiene un trabajo casi impecable en la dirección de arte, ya que la serie respeta el trabajo visual de la obra literaria, aunque con un par de ‘resbalones’ en la caracterización de algunos personajes que parecen sacados de alguna serie ochentera, como los jueces del inframundo y el demonio del sueño. Por otro, la dirección abusa, desde mi punto de vista, del desenfoque contextual en gran parte de los capítulos, lo que podría llegar a ser molesto, sobre todo para personas con desordenes visuales, sin embargo, es un detalle que no puede considerarse como un error, es más bien una cuestión de estilos de dirección.
La actuación de cada uno de los personajes principales es buena, a secas, aunque no se les puede exigir demasiado considerando que, a final de cuentas, están interpretando a personajes básicos, nada complejos psicológicamente hablando, aunque la serie quiera venderlos como todo lo contrario. Y es que es justo ahí, en el guion, donde radica el principal detalle de Chilling Adventures of Sabrina, ya que constantemente se esfuerza en argumentar las posturas open mind, millennials y feministas de los personajes, porque sí, la serie tiene fuertes toques de feminismo radical, como la violencia y humillación de las figuras típicas masculinas ante las mujeres protagonistas.
Y sí, quizá estén pensando que en la televisión e Internet abundan contenidos donde se plasma la misma escena, pero desde el punto de vista machista, y es totalmente cierto, pero el problema radica en que el verdadero feminismo busca posicionarse como una ideología de equidad de género, no de supremacía violenta, y es de ello de lo que se acusa, intrínsecamente, al regreso de Sabrina a la cultura pop. Y es que por momentos parece sentirse que no son tan necesarias esas escenas donde pareciera que se busca imponer dicha ideología, sobre todo cuando recordamos que, en esencia, Sabrina siempre ha tenido un discurso feminista, pero no radical, basta con recordar la serie de los años 90’s, donde la bruja adolescente vivía con sus dos tías, quienes eran totalmente independientes de los hombres, de hecho, tenían a Salem, un brujo encerrado en el cuerpo de un gato, quien estaba condenado a vivir con ellas como castigo por querer conquistar al mundo… ¿lo entienden? Hombre… que es castigado por “conquistar al mundo”. Exacto, ambas series buscan el mismo fin, pero con discursos completamente diferentes.
Personalmente creo que el discurso de Chilling Adventures of Sabrina cometió el grave error de “gritar lo evidente”, ya que el mero tratamiento de la serie y personajes nos dejan en claro que la historia quiere crear un entorno “atemporal” (ya que la serie tiene elementos de distintas décadas) donde no existen las ideologías de raza o género, pues se trata de «un mundo idílico», donde la magia y la igualdad conviven en una misma realidad. Así que, si aún no la han visto, los invito a darle una oportunidad, dejando de lado el discurso feminista radical, para disfrutar de la intención de su mensaje; porque de los elementos ocultos y satánicos (?) ya les contaré más en una próxima ocasión.
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