Desde que se viralizó la noticia, el tema nos tiene debatiendo en el desayuno, en el almuerzo y en la cena. Son miles las opiniones, memes y reacciones que se han desatado en las redes sociales desde que nos enteramos que una mujer transgénero participaría en Miss Universo. ¡Escándala!
Lo que no es noticia, es que desde hace varios años el certamen ya venía perdiendo popularidad. Por ejemplo, desde el 2007 la transmisión del evento en EEUU ha registrado los ratings más bajos en todos sus años de historia. El desinterés por los certámenes de belleza ha ido en aumento en todo el mundo, hecho que ha preocupado a los organizadores, quienes han estado trabajando para “rejuvenecerlo” según ellos.
Controversia para generar audiencia
Este año la estrategia mediática que ha implementado Miss Universo, ha sido utilizar a la comunidad LGBT. Ahora después de que las bases no lo permitían, dos concursantes trans: Ángela Ponce por España y Belguun Batkus por Mongolia, participarán en el certamen de “belleza” más importante del mundo. Un aplauso a Miss Universo porque ahora será un evento “inclusivo”.
Pero, un momento, ahora aumentemos un poco más la polémica, y descalifiquemos a Miss Ucrania por estar casada y ser mamá. ¿No tiene sentido verdad? Obviamente, porque es el viejo truco retórico contradictio in terminis: dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, para confundirnos y mantenernos hablando de aquí hasta diciembre.
Estos dos eventos dentro de una organización que ha sido muy criticada por los valores que promueve, viene a trastocar aún más muchos temas de debate vigentes en la sociedad. Por lo tanto, era de esperarse que los movimientos feministas, la comunidad LGBT y la sociedad conservadora se pronunciaran al respecto, generando así una cadena de reacciones interminable.
Somos unos opinólogos prejuiciosos
Lo anterior, sumado a que nos encanta opinar acerca del resto, ha sido la clave para que el truco mediático del certamen esté funcionando. Uno de los fenómenos que más me ha sorprendido es que los tabús no solo han saltado del lado conservador, sino de personas trans, gays, etc. Los prejuicios que han dominado la crítica han sido de tipo social y físico. Por ejemplo, algunos argumentan que Miss España no debería de participar porque para eso existen concursos para personas trans.
Hablando de opiniones, hace unos días me topé con un comentario en Facebook muy interesante. La persona exponía lo siguiente:
Si Miss Universo premia a la belleza natural, entonces no deberían de aceptar a mujeres con cirugía, sean trans o no. En todo caso, si las aceptan, que mejor sea un concurso del mejor cirujano plástico. Una opinión que en el momento me causó mucha gracia, pero no pudo estar más acertada, ya que sería la forma más real de vender el concurso.
El certamen independientemente participen mujeres trans o no, nos sigue vendiendo una imagen de la mujer perfecta que no existe. Reforzando con esto los estereotipos de género causantes de problemas físicos, sociales y psicológicos como: trastornos de alimentación, la mercantilización y la hipersexualización de la mujer.
Los concursos de belleza no deberían de existir
El culto a la mujer tiene siglos de historia, por esta razón puede que aún estos concursos continúen teniendo seguidores. Pero, aunque sea por cultura, o negocio el determinante de figura femenina tanto en moda como en la publicidad debe apostar por lo real.
La cosificación de la mujer continúa vigente en este tipo de certámenes. Este año el Miss Universo ha utilizado a Angela Ponce para ganar audiencia. Poniéndola en el ojo del huracán para que sea juzgada a partir de los estereotipos y juicios previos. El problema no radica en que la Miss España sea trans o no, sino en que la organización está a años luz de ser un concurso inclusivo.
Así que, no nos engañemos y ganémosle la campaña mediática al Miss universo, dejando de darle importancia a lo que no es transcendental.
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