Entre las distintas herramientas que pueden dejar marca en un estudiante para reforzar el aprendizaje, e incluso para abrir espacios de motivación y crear nuevos horizontes, está el arte de contar historias (no contar cuentos ni fábulas) hoy conocido como: storytelling.
El storytelling no sólo es contar historias, mucho más allá de eso, es la generación, desarrollo y transmisión de emociones por lo que, cada historia debe estar muy conectada con los objetivos conscientes e inconscientes de lo que se quiere transmitir, por lo tanto, deberá ser auténtico ya que no podemos dar lo que no tenemos; cuentan una anécdota de Gandhi en la que una madre le pidió que le aconsejara a su hijo para que deje los dulces, el sabio le pidió que trajera al niño en 45 días, cuando el niño llegó, Gandhi le aconsejó de tal forma que el niño entendió y aprendió, cuando le consultaron ¿por qué 45 días si lo pudo hacer el mismo día que le solicitaron la ayuda? la respuesta fue que primero Gandhi debía trabajar en su interior para dejar los dulces y luego poder aconsejar, porque la legitimidad te da la moral.
Otro punto fundamental de contar historias es que deben generarte pasión, debes conectarte con tu propia pasión para generar sentimientos y emociones en los demás.
Cada historia debe adaptarse al grupo al que se la cuenta en aspectos como ejemplos, nombres, inclusión, lugares etc.
Más allá de las palabras están los tonos, las imágenes, la energía y los sentimientos que son los que deberán generar el aprendizaje y la transformación de las ideas de fondo, por lo que usted deberá contar con detalles, ser minucioso en aspectos como: colores, materiales, formas y espacios.
La vida es la suma de momentos, por eso uno mágico puede transformar la vida de alguien y quien enseña debe generar esos espacios para sacar lo mejor de cada persona y así hacer el cambio que el mundo requiere.
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