Sabemos que -en nuestros días-, a la hora de crear una campaña publicitaria, las marcas deben ser capaces de mantener una línea que satisfaga a todo el mundo; sin embargo, el marketing tradicional –como en muchas áreas- hace invisible a las mujeres: no tiene en cuenta las diferencias culturales de género y está dominado por un pensamiento patriarcal.
Eliminar por completo los estereotipos en la publicidad y dejar de ver a la mujer como un objeto sexual, no sólo ayudaría a generar más ganancias, sino también a destruir los paradigmas y encasillamientos hacia ella, y de esta manera, lograr que la sociedad acepte al hombre y a la mujer como iguales, sin discriminación.
De acuerdo con Paco Santamaría (científico social, mercapublirrelacionista y productor), la conducta de los segmentos está cambiando y los roles de “hombre” y “mujer” también, incluso afirma que se están separando, pero eventualmente volverán a acercarse.
Siguiendo esta línea, las tendencias se seguirán marcando; por ejemplo, las mujeres buscan ocupar un espacio más relevante en la sociedad y en este proceso existe un sin fin de oportunidades para diferentes productos y servicios.
En la industria, existe un fenómeno que se ha venido observando y que hasta hace poco se han propuesto cambios para contrarrestar estas estrategias tradicionales -obsoletas y machistas-: El marketing de género.
El marketing de género -en el sentido amplio de la expresión- es una estrategia que las y los mercadólogos implementan para conectar adecuadamente con los dos segmentos, con los dos públicos objetivos, hombre y mujer, mediante el análisis sobre sus necesidades, comportamientos, situaciones y recursos, todo esto para diseñar mejores estrategias y acercarse de una forma efectiva, ya que no sólo tienen diferentes formas de actuar y pensar, también diferentes gustos y maneras de tomar decisiones en el momento de la compra y de las características de los productos que requieren.
La segmentación del mercado basándose en el género es una estrategia importante y efectiva, siempre y cuando se usen las técnicas adecuadas dentro de la publicidad y no denigrar o excluir -sobre todo al sexo femenino que es el que se ve más afectado-.
Debemos plantear, entonces, la evolución de una macrosegmentación a una microsegmentación -más específica-. En otras palabras, la integración del género en el marketing, citando a Gerardo Castillejo (investigador y docente), conlleva un replanteamiento de la disciplina, lo cual exige que las marcas elaboren estrategias comunicacionales adaptadas a su mercado meta; esto quiere decir que la elección del argumento publicitario resulta una pieza clave.
Por lo tanto, es de vital importancia que los anunciadores entiendan las diferencias de cómo hombres y mujeres procesan la información en función de elaborar una promoción y comunicación efectivas y, específicamente, cómo decodifican la información contenida en los mensajes, justo como lo menciona Gricel Gamarra (escritora, conferencista y docente): “Llegaremos al punto de tener dos estrategias diferentes para un producto que cubre la misma necesidad, pero debe ser comunicado y diseñado de manera diferente”.
AUTOR Stephanía González Licenciada en Comunicación y feminista. Con una pasión por el periodismo deportivo y la buena ortografía. Twitter: @StephaniaG13
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