La tecnología modifica todo lo que tiene a su alcance. Hoy es un día ideal para hacer una reflexión de cómo ello ha impactado en los medios de comunicación e, incluso, en cómo se emiten y reciben los mensajes. Cada 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, así proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
De acuerdo con el portal de las Naciones Unidas “la fecha se eligió para que coincidiera con el aniversario de la Declaración de Windhoek, en la cual, los representantes de medios de comunicación africanos que participaban en un seminario organizado por la UNESCO, en la capital de Namibia, elaboraron un documento donde se recogían los principios de la libertad de prensa.”
Estos principios engloban las tareas más importantes que cumple la labor periodística, las cuales van desde empoderar a la comunidad, dándoles acceso a la información y proporcionando un diálogo, por ejemplo, entre los gobiernos y la sociedad civil; hasta la divulgación de logros y necesidades de la población y su entorno.
Hasta antes de nuestro siglo, los canales eran, comparados a los de ahora, escasos y no estaban al alcance de la mayoría. La gente podía enterarse de lo que pasaba a través de la radio, el periódico y la televisión hasta un día después de los sucesos y, en algunos casos, en tiempo real. El acceso a Internet y el Wi-Fi llegó para mover todo este esquema.
Con las redes sociales se abrieron más canales y una puerta amplia de entrada y salida a la que todos tienen acceso. Todos, hasta el receptor. Hasta antes de la era de las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación), existían dos papeles bien definidos en la comunicación: emisor y receptor; el emisor emitía un mensaje, el receptor lo recibía y el ciclo estaba concluido.
El simple hecho de poseer un móvil o ser parte de una red social ha cambiado por completo la regla: ahora, el que se supone debería ser receptor también la puede jugar como emisor y los ciudadanos se han convertido en reporteros. “Los periodistas profesionales son el núcleo de un entorno mediático reputado. Sin embargo, no son en absoluto los únicos que informan activamente sobre el mundo que los rodea.”
“En situaciones de crisis, los ciudadanos que informan como periodistas pueden constituir el único modo de exponer de cara al público las violaciones de los derechos humanos y otros delitos de naturaleza criminal o medioambiental. Los reportajes ciudadanos pueden ser también un modo de luchar contra la censura.” Las transmisiones en vivo, las denuncias en 280 caracteres, las fotos y vídeos que subimos a las redes han cambiado por completo el paradigma periodístico en la actualidad.
Al mismo tiempo, la interacción entre emisor y receptor se ha transformado: pasó de ser unilateral a bilateral, permitiendo a los receptores replicar a lo que la prensa divulgue. A través de las redes sociales, la audiencia tiene la opción de aprobar la información que les proporcionan o señalar la que sea falsa.
En conclusión, la presencia de las herramientas tecnológicas y el impacto que ha tenido en este rubro parece haber realizado cambios positivos, pues da cabida a otras opciones en el campo de la información y pluraliza aún más la voz de los ciudadanos.
AUTOR Lidia Mariel Flores Hernández
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