La familia es la célula madre de una sociedad, las sociedades se consolidan para juntas defenderse de los depredadores y de las amenazas que en forma individual no lograrían detener, sin embargo, saber y entender esta máxima básica en las familias, las empresas y los países, es difícil ya que, a diario tratan de negarla y desarmonizar lo que durante muchos siglos unió y fortaleció a la raza humana.
Distintos países se han fortalecido por su cultura, costumbres, valores, gastronomía, educación y características que los definen como únicos, que los unen y consolidan haciéndolos fuertes y mejores, sin embargo, cada día hay nuevos personajes ávidos de poder que a razón de filosofías de izquierda, derecha o centro, extremismos o intereses particulares buscan la separación de esos pueblos.
Un caso muy particular es el de un personaje que generó odio y división a su paso, que separó familias y que desapareció asociaciones, que criticó a los medios de comunicación, a la justicia, a los médicos, a los educadores, a los partidos políticos, a los grupos económicos y los microempresarios, a los pueblos, a la curia, a las costumbres y a la cultura que se vivía; este personaje generó sabatinas en las que debía exponer el trabajo de la semana pero exponía insultos y agravios por doquier separando a familias y pueblos. Al final quedó un surco profundo en la sensibilidad de las personas que no permite expresar criterios distintos, es decir si ahora alguien quiere diferir sobre algún tema, recibirá insultos sin criterio sobre las desavenencias, y así nació este término de Odiador Profesional, cuyo significado es alguien que ejerce el poder y las influencias para insultar y sobajar a los que piensan diferente, no refiere argumentos, solo grita y expresa insolencias a quienes creen algo distinto, su mayor poder está en la desunión y las especulaciones de unos contra otros.
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