Parece que el marketing digital está obsesionado con los millennials, la generación que se ha convertido en objetivo de toda campaña alentada por el uso generalizado del móvil y la enorme popularidad de las redes sociales.
Con un potencial de compra de 200.000 millones de dólares, es entendible por qué vemos tantas estrategias digitales especialmente diseñadas para llegar a estos jóvenes allí donde ellos se encuentran. Y no es que estos esfuerzos estén mal orientados, sólo que, si queremos ver un poco más hacia el futuro, observemos a nuestro alrededor y encontraremos a usuarios cada vez más jóvenes.
Hoy, la generación post millennial, desde los pequeños, en edades pre escolares, que nacieron con una móvil o tableta en la mano, para saber algo solo se lo preguntan a YouTube y en un minuto y visualmente resuelven sus dudas. De hecho, los niños de 5 a 15 años han aumentado su tiempo semanal en línea en una hora y 18 minutos en el último año para completar 15 horas semanales.
Aunque en Facebook, está todo el mundo (es la red social más popular del mundo), las audiencias de las redes sociales se están autosegmentando y el uso real nos demuestra que la generación más joven está en YouTube, Snapchat e Instagram, plataformas que tienen en común que son multimedia y mobile first.
Estos jóvenes consumidores son a los que se deben observar. En menos de 10 años esta generación será tan o más preciada de lo que hoy son los millennials ya que, se habrán pasado literalmente toda su vida online, y eso implica también que para llegar a ellos se necesitan nuevas estrategias.
Los niños consumen mucha información, 15 horas en línea a la semana ya es un número asombroso, con lo cual tenemos también a una generación mucho mas informada que la de sus padres, especialmente en el tema del consumo.
El padre es el que hace la compra, pero quien realmente induce esa compra es el niño. Los niños son los microinfluencers de cada familia. Aunque no tengan una tarjeta de crédito no hay que desdeñar el poder de prescripción que tienen.
Y los niños, aunque no lo parezca, no se dejan influenciar por cualquier tipo de anuncio, ellos plantean un reto muy serio al marketing digital porque son los grandes consumidores de contenidos.
La publicidad tradicional no les dice nada –tengamos en cuenta que son impacientes, visuales y conocen todos los atajos posibles- y los influencers que encuentran en las redes sociales tienen un enorme poder de prescripción sobre ellos.
Según un estudio de GLobalIndex, más del 40% de los menores de 18 años dice que se deja influir fácilmente por las opiniones en línea de los demás, mientras Statista señala que más del 60% preferiría ver en las redes sociales influencers en los anuncios, en lugar de las celebridades porque estas son las personas con las que se pueden identificar; son mucho más realistas.
En el futuro, si se quiere llegar a estos jóvenes, se tiene que poner especial atención a la generación de contenidos de calidad en todas las plataformas y redes. Por ejemplo, los e-games son sumamente populares entre los niños, quienes son más susceptibles de ser influenciados en una partida porque su youtuber favorito lleva tal camiseta o tales zapatillas mientras juega que lo que pueden ver en la desplazada televisión.
Creo que las empresas están siendo un poco lentas en moverse a ese terreno y prepararse para el enorme potencial que supone ese pequeñín que se entretiene mirando sus videos en YouTube porque, recordemos, hoy todos somos influencers.
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