Cada vez que le damos a un cliente nuestro una buena experiencia estamos garantizando a que primero, se incrementen las ventas, segundo, a que disminuyan las probabilidades de que ése cliente se vaya con la competencia, tercero y no menos importante, es prácticamente un hecho que los clientes satisfechos te recomendarán con sus conocidos, tanto así que más del 60% de los consumidores afirman que su principal fuente de información son sus familiares y amigos.
¿Y cómo no darle importancia a las recomendaciones? si la publicidad de boca a boca siempre ha sido la mejor publicidad, incluso en este mundo tecnológico, en donde pasamos la mayor parte del día conectados a nuestros dispositivos móviles y a los ordenadores, también tomamos en cuenta las referencias de nuestros personajes preferidos de la redes sociales antes de hacer alguna compra.
Entonces, sabiendo todo esto, no entiendo cuando una empresa se abstiene de invertir en los clientes, si bien a veces no están en total capacidad de realizar gastos, en este caso no hay que verlo como tal, es más bien una inversión enfocada a los clientes actuales, quizás los resultados se verán a mediano o largo plazo, pero sigue siendo una inversión al fin, que además de reforzar los lazos con los clientes actuales, mejorará la reputación de la marca.
Es así, a veces debemos dejar de lado los resultados financieros y enfocarnos en estrategias de crecimiento para la marca, un equipo directivo debe tener la paciencia suficiente para cuidar a los clientes sin buscar incrementar las ganancias de corto plazo, ¿Los resultados? Se diferenciarán de la competencia, incrementarán la productividad de los empleados (sí, aunque no lo crean lo harán), ganarán la fidelidad de los consumidores ¿Qué empresa no quiere esto?
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