Hace aproximadamente dos semanas, el lugar en el que trabajo organizó el evento «Young Lions Ecuador 2018», donde jóvenes creativos representantes de las más grandes agencias a nivel nacional compitieron para ir a Cannes en Francia y participar en la categoría Print dentro de la misma competencia. Después de un mes de campaña de convocatoria fuerte en las dos ciudades principales de mi país obtuvimos un total de 24 registros, todos dentro de la categoría Print. Los chicos estaban listos para darlo todo, y de hecho así fue. Las piezas que quedaron finalistas mostraron un gran nivel de diseño, creatividad, copywriting, entre otras habilidades que sólo la dedicación y pasión por lo que haces te puede brindar. En fin, la instancia final se llevó a cabo en la ciudad portuaria, donde cuatro duplas se enfrentaron por el premio final. Después de una jornada ardua, exhaustiva y llena de grandes ideas, hubo un ganador. La dupla estaba saltando de felicidad frente a los aplausos de sus colegas, no hace poco contrincantes, quienes se alegraron de saber que Ecuador tendría dos grandes representantes para la competencia para jóvenes creativos más grande del mundo. Al finalizar esta gran experiencia, pude darme cuenta de algo que quizás antes no comprendía del todo: en mi país sí hay talento. Y no, no me refiero al talento que hace falta moldear hasta que entre dentro de los márgenes considerados como “de alto impacto” o “vendedor”. Es un tipo de talento que no respeta barreras y que crea grandes y resonantes comentarios a su alrededor, del cual podemos sentirnos orgullosos y sacar la cara ante el mundo diciendo “Nosotros sí podemos, y tenemos pruebas”. Sin embargo, hubo algo que también sobresaltó una vez culminado el evento: pese a que sí existió una cantidad considerable de registros por dupla, me llegaron mensajes después del evento diciendo que existían no una, ni dos, o incluso tres, sino varias duplas que habían querido inscribirse a la competencia, pero les faltó confianza en su trabajo y el “miedo a no dar lo mejor” los terminó de convencer de no inscribirse. Inmediatamente entendí que si existe apoyo hacia la industria publicitaria, porque fui parte de él; el problema es la falta de confianza en el mercado local de las ideas, y en la capacidad de que podemos sobresalir. Pese a ser un país pequeño, Ecuador tiene un número considerable de leones a nuestro favor y, aunque la industria no se encuentre del todo desarrollada y aún necesitemos de andador, queremos correr los riesgos. Ahora más que nunca están naciendo espacios para explorar la creatividad de las mentes jóvenes; es el miedo a quedarnos en los estándares básicos y la frase “Si no le gusta o no lo entiende el ama de casa, no va a pegar” lo que nos hace irnos para atrás. La creatividad es una industria en constante evolución, o crecemos con ella o nos vamos por la borda, ¿qué harás, Ecuador?. AUTOR Alejandra Borbor Soy redactora por profesión, comunicadora por decisión y creativa por convicción. Me considero recursiva: adquiero nuevas ideas a partir de la música, el arte, el baile, la pintura… Es por eso que creo que todos somos idealistas y capaces de crear un mundo completamente distinto. Estoy aquí para extirpar mis ideas y compartirlas como a libro abierto, ¿listo para comenzar?
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