Poseer el sentimiento de que lo que has logrado se debe más a un golpe de suerte o a algún aspecto fortuito que a tu esfuerzo o méritos propios, es más común de lo que se podría pensar, no es un trastorno clínico de esos que están en el manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales (en inglés, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, abreviado DSM), editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (en inglés, American Psychiatric Association (APA), sin embargo es una afectación que va más allá de la autoestima y es cada vez más frecuente. En 1978 los psicólogos Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes lo acuñaron y frecuentes estudios dan estadísticas que pueden sonar a fantasiosas, más del 70% de la población total del mundo ha sufrido este trastorno, aparece en cualquier situación social, económica y cultural, es más frecuente en mujeres que en hombres. No ser tan capaces de hacer algo como los otros creen que puedes hacerlo o que deberías hacerlo es un sentimiento que ahoga a una gran parte de la población mundial, despertarse con la carga de tener obligaciones más allá de las capacidades propias, la necesidad de ser un ejemplo para los demás o la de integrarse en un mundo cada día más competitivo es caldo de cultivo perfecto que sumado a situaciones como las del síndrome de la sombra, tener algún familiar exitoso de cualquier manera y con quien estás irremediablemente destinado a ser comparado, un progenitor que fue un gran estudiante, un abuelo que alcanzó grandes marcas en el deporte, etc. generan el sentimiento de tener que probar a la sociedad algo que no estás obligado a probar. Las personas que poseen este síndrome pueden combatirlo realizando los siguientes pasos. 1– Reconozca el problema: reconozca por escrito su sentimiento de impostor a penas surja, sea lo más explícito posible, describa sentimientos y sensaciones, esto ayudará a mirar desde afuera como si fuera un tercero el origen y ser más neutral para entender si es una realidad o algo sin fundamento. 2 – Aprópiate de tus logros: define en forma muy clara cuáles son las fortalezas que utilizaste para alcanzar tus éxitos, cada fortaleza deberá tener pesos según los resultados, al principio es un trabajo algo extenso pero valdrá la pena, cuando tengas un sentimiento de impostor revisa tu lista, esto facilitará que entiendas y sientas que tus éxitos son resultados de tus propios atributos. 3- Deja de compararte: no te compares con tus mentores, jefes, padres y menos con los logros de otros, haz tu propio camino, conversa con tus padres y familiares para que no realicen esas comparaciones que solo agravan el problema. Y recuerda que ser exitoso depende de ti y no de lo que los demás creen, el éxito es un sentimiento que no te lo pueden entregar otras personas, ni siquiera los más cercanos a ti.
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