Nada más empezó el año y YouTube anunció que los creadores de video con menos de 1.000 suscriptores y 4.000 horas de tiempo de visualización no podrían obtener ingresos publicitarios de la plataforma. Esta decisión, claro está, saca de juego a millones de microinfluencers en todo el mundo. La decisión vino casualmente después de la avalancha de críticas que recibió la plataforma de videos más popular del mundo por permitir y colocar como trendig topic un video del vlogger Logan Paul (más de 15 millones de suscriptores en su canal) junto al cadáver de una persona que se había suicidado en el llamado Bosque de los Suicidas en Japón. Ciertamente, el gigante de Google está hace un tiempo bajo la mira de la crítica pública por, entre otros temas, permitir la divulgación de contenido inapropiado en su aplicación para niños. Con esta nueva política, la plataforma con más de mil millones de usuarios (un tercio de la población total de Internet) asegura apostar por el brand safety, lo que vimos en el caso de Paul, que no necesariamente se liga a los pequeños canales. La pregunta es, ¿cómo las marcas van a llegar a un público que estaba identificado con creadores de contenido con pequeñas audiencias? que no por contar con menos seguidores sean menos influyentes en su entorno. Todavía está por verse las consecuencias de este movimiento, pero desde mi perspectiva, esto puede afectar principalmente a las pequeñas empresas que encuentran en los microinfluencers una voz que resuena en sus potenciales clientes. Recordemos que estos ingresos por publicidad llegan a los youtubers a través de la gestión de la propia plataforma, lo que significa que esta medida les afecta, pero no los expulsa necesariamente de la red social, aunque YouTube se esfuerce cada vez más por no serlo y convertirse por fin en un gigante de contenido al estilo Netflix o Hulu. En su defensa, YouTube ha dicho que el 99 por ciento de los afectados obtuvieron menos de 100 dólares anuales en el último año por publicidad, y el 90 por ciento ganó menos de 2.50 dólares en el último mes. ¿Sobrevivirán los microinfluencers a las nuevas tácticas de YouTube?. Yo creo que sí porque pueden recibir compensaciones por campañas directas con agencias o plataformas de influencers, pero eso sí, tendrán que mejorar sus contenidos si quieren competir para entrar en un grupo de creadores cada vez más selecto y formar parte de los programas de YouTube. Lo que nunca va a desaparecer es la capacidad que todos tenemos de influir en las decisiones, gustos y valoraciones de los demás y que hoy en día tienen en las redes sociales sus mayores amplificadores. Cambiarán las reglas de juego, pero todos seguiremos siendo influencers.
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