Sabemos que las redes sociales son cercanía, proximidad, que la gente lo que quiere es que le hablen directamente, que lo que consume tenga algo que ver con su vida. Pero la verdad es que hoy en día hay tanto contenido en las redes que los usuarios muchas veces se ven sobrepasados por una avalancha de posts que compiten por su atención. Decía en mi columna anterior, que sólo en Facebook, cada usuario podría encontrar hasta 1,500 posts cada vez que inicia una sesión (según cálculos de la misma red social), aunque el algoritmo de la red social premia con “aparecer” en el feed de los usuarios a los que generan engagemnt, esto es likes, comentarios y comparticiones, lo que reduce la cifra a unos 300 posts. Y así está sucediendo con otras redes sociales como Linkedin o Instagram que están adoptando las mismas prácticas de Facebook para decidir qué muestran a los usuarios. Esto pone a las marcas en una posición -por decir lo menos- complicada, ya que además de la competencia por la atención del consumidor, hay que agregar que el usuario de hoy desconfía cada vez más de una publicidad que le resulta lejana a su entorno, que no le habla directamente sino a una masa, así provenga de una celebridad muy popular. Entonces, ¿qué opciones le quedan al marketing digital?. La primera opción es pagar para que las redes sociales muestren su contenido, lo cual está demostrado que no sirve de mucho si no se da un verdadero engagement o hacer una estrategia que combine no sólo el dejarse ver sino también una vía que amplifique ese mensaje y que fomente la interacción con la marca. Esa vía es la de los microinfluencers. Ya 2017 demostró que en marketing digital no se puede soslayar la importancia de los influencers, pero especialmente de los llamados microinfluencers, esos usuarios activos de las redes sociales que con menos de 100,000 seguidores se han ganado la confianza de sus seguidores hasta el punto de que pueden motivarles a tomar acciones. Por ello, las marcas hoy son más conscientes de las ventajas de amplificar los mensajes a pequeñas audiencias por lo que progresivamente se destinan más presupuestos al marketing con microinfluencers. Existe mucho contenido genérico, pero las redes sociales son cercanía, proximidad, y para mí lo relevante es lo que ocurre a mi alrededor. Por esto, el contenido único y original de un microinfluencer es muy atractivo, siempre y cuando sea de calidad, es decir, que agregue un valor a la experiencias en redes. Recordemos que las redes sociales premian al contenido amateur y original, así que es el momento de sacar el móvil y empezar a grabar. Si 2017 fue el año de los microinfluencers, 2018 será el de su integración y de imprimir un carácter personal a las redes sociales. El sueño de la publicidad de llegar uno a uno es posible hoy gracias a las redes sociales que dan voz a cada uno de nosotros, porque todos somos influencers.
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