Todo el tiempo nos estamos comunicando; de manera verbal, no verbal y ni se diga de las redes sociales. Ya es parte de nuestra rutina diaria enviar mensajes por Whatsapp, escribir lo que estamos pensando en Twitter, subir la foto de nuestra comida en Instagram, compartir nuestra últimas vacaciones en Facebook y nuestros logros profesionales en LinkedIn. Además de toda la información que recibimos de nuestros amigos, y de las imágenes que nos desean los buenos días, las buenas noches y un feliz inicio de mes de nuestra familia, también recibimos información de nuestras marcas favoritas y de las no favoritas también. La comunicación ya no es tan sencilla como nos la enseñaron en la escuela, en donde hay un emisor, un receptor y un mensaje (si no imaginaste las caritas con un sobre y flechas, no tuviste un buen maestro), la comunicación actualmente involucra a un emisor, un receptor y varios canales por los que se comunican diversos mensajes bilaterales (o sea que el receptor responde al emisor y viceversa). Aunque puede parecer que la comunicación es más compleja, en realidad es más sencilla gracias al mensaje y a la manera en la que éste se envía al receptor. Los mensajes ya no sólo toman forma de comerciales que duran 60 segundos en la tele, como spots de radio entre cada canción o como una única imagen en una revista o periódico; los mensajes ya vienen como videos, GIFs, imágenes, videos en vivo y contenido (como este post). Además del cambio en la manera de transmitir un mensaje, las marcas han evolucionado dejando los mensajes de venta de un producto o servicio, para enfocarse en compartir experiencias. En esta batalla constante de mensajes, los emisores deben de encontrar la mejor manera de captar la atención de su receptor más rápido de lo que desplazan su pantalla, lo que ha llevado a grandes y pequeñas marcas a utilizar palabras rimbombantes y sofisticadas que engrandezcan su propuesta de valor para hacernos creer que son nuestra mejor opción. Desde mi muy humilde opinión esto es pura basura. Todos hemos escuchado la frase “Menos es más” y aunque fue expresada por primera vez por el arquitecto Mies Van Der Rohe, hay más de un mercadólogo o diseñador que la ha usado y para mí es la esencia de lo que tiene que ser la comunicación hoy en día. Decir que menos es más, no es pensar que en una sola frase se tiene que decir todo, por que en realidad eso terminaría siendo contraproducente y no diríamos nada. Lo que hay que hacer como merketeros, diseñadores, dueños de negocio y emprendedores es comunicar de manera sencilla y sin rodeos; dejar de pensar que usando sinónimos nos veremos más refinados, cuando lo único que estamos haciendo es confundir a nuestro receptor y haciendo que descarte nuestro contenido más de una vez. La frase “menos es más” nos reta a ser más creativos, a buscar nuevas maneras de captar la atención de nuestro público y decirle realmente lo que quiere escuchar y no lo que le queremos decir. Dejemos las metáforas y los símiles a los poetas. Vayamos al grano, seamos auténticos y dejemos que nuestro trabajo hable por sí solo. Así de sencillo.
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