A mediados de este año me invitaron a un cumpleaños. Estaba dudando si valdría la pena ir; pese a que correspondía a una amiga muy querida, no conocía a nadie más y el socializar no es mi fuerte. A última hora decidí asistir. Ya en el bar, uno muy conocido en mi ciudad —efectivamente— me encontré rodeada de desconocidos. Después de saludar y felicitar a mi amiga decidí sentarme en la mesa donde se encontraban todos, y sólo asentir y sonreír para mezclarme dentro de la conversación. Todo era un poco incómodo para mí, hasta que uno de los chicos que acompañaba a mi amiga dijo “¿Quién vio el episodio de la semana pasada de Game of Thrones?”, y fue entonces cuando todos comenzamos a departir sobre el tema, y la conversación comenzó a fluir naturalmente. Al continuar la noche los temas de conversación variaron, pero todos seguían una misma línea: series de televisión en voga, películas por estrenar o recientemente estrenadas, conciertos en la capital o en mi ciudad, nuevas bandas, y demás. Fue entonces cuando comprendí dos cosas: la primera fue que era hora de alimentar el mercado latino de ideas con frescos referentes actuales, y la segunda: el mercado de los fans está descuidado. No siempre se trata de dónde se encuentra colgada la idea, o de cómo se realice, sino del mensaje que se quiere comunicar y los elementos de guión, personajes y situaciones que se emplean para llamar la atención. No hay nada más interesante que intentar impactar a un “fandom” mostrando a los personajes representativos de su serie, videojuego, película o banda favorita anunciando una marca. Y no, no estoy hablando de la publicidad oldschool de Britney, Beyoncé y Pink cantando We Will Rock You en un estadio romano mientras toman una Pepsi (por cierto, ¿qué fue eso?), sino una publicidad de la buena que les hable directamente a ese nervio sensible que hace que salten mientras dicen “NO LO PUEDO CREER”. Como creativos tenemos muchos limitantes, como lo he mencionado anteriormente, pero existen más oportunidades de las que tenemos frente a nuestras narices. Estoy completamente segura que en un mundo globalizado podemos obtener inspiración de una serie japonesa como de Rick and Morty y sacar un referente mutante con el que no sólo nos sintamos cómodos y satisfechos, sino que nuestro público pueda emocionarse de verdad, tanto o más que cuando ve los comerciales en el Superbowl o el propio entre tiempo. Cuando comencé a estudiar publicidad se me hizo tan sencillo tomar lo que veía, escuchaba y vivía para aplicarlo en grandes ideas, haciendo miles y miles de remixes con todos mis referentes. La pregunta del millón es: ¿qué estamos esperando para comenzar a jugar con lo que tenemos? Las cartas ya están echadas, es verdad, pero vamos a aprovechar cada una de ellas para impactar. AUTOR Alejandra Borbor Soy redactora por profesión, comunicadora por decisión y creativa por convicción. Me considero recursiva: adquiero nuevas ideas a partir de la música, el arte, el baile, la pintura… Es por eso que creo que todos somos idealistas y capaces de crear un mundo completamente distinto. Estoy aquí para extirpar mis ideas y compartirlas como a libro abierto, ¿listo para comenzar?
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