Las emociones son una cuestión de empatía y personalidad, nuestra forma de acercarnos y generar más de un sentimiento debe ser de acorde a nuestra actitud y a nuestras palabras. Las palabras tienen esa insidiosa cualidad de ser interpretadas de acuerdo con el estado de ánimo y las inseguridades del que las recibe. Por ello debemos hablarle a los deseos de los consumidores quienes son los que impulsarán el negocio. ¿Cómo logramos esto? ¡Hablándole a las emociones! Todo el mundo, en todas partes está deseando vivir emociones. Tenemos que inspirar a la gente, hablar con pasión y con amor. En estos tiempos, donde el futuro es incierto, cambios políticos, económicos, sucesos devastadores en los últimos meses piden a gritos que inspiremos a los sentimientos y emociones de la gente. Cada uno de nosotros tiene una única forma de vivir, que determina nuestro pensamiento, gustos, comportamiento, ideología y creatividad. Todos nosotros conforme vamos creciendo y viviendo nuestras propias experiencias positivas o negativas, tomamos nuestras decisiones de acuerdo a esas experiencias y creamos nuestro propio criterio. Decisiones que tomamos de acuerdo a lo que sentimos en ese preciso instante. Esto es lo que la emoción nos deja, nos lleva a la acción, mientras que la razón nos lleva a elaborar conclusiones, -Para fines publicitarios, esto último es aburrido e ignorado fácilmente- Sin el fugaz e intenso estímulo de la emoción, el pensamiento racional se debilita y desaparece – Antes de ver algo, ya nos hacemos una idea previa de lo que es, antes de comprender, sentimos, cuando hablas con alguien por por primera vez, ya imaginas cómo es esa persona- Hoy la atención humana se ha convertido en nuestra principal moneda de cambio, nuestro trabajo es captar la atención y una vez que la tengamos, demostrar que la merecemos. Y solo se puede hacer si le hablamos a las emociones. Las emociones pueden inspirarnos y entusiasmarnos y, a la inversa, asustarnos y amenazarnos. Las emociones nos ayudan a discernir lo que es importante y éstas se dividen en primarias y secundarias. Las primarias son breves, intensas e incontrolables: alegría, tristeza, ira, sorpresa y miedo. En las emociones secundarias, encontramos las más complejas que combinan la cabeza y el corazón; Amor, culpa, vergüenza, orgullo, envidia y celos. La tarea del redactor actual es ir aprendiendo de la publicidad emocional, conocer cada una de ellas, ser sensible y consciente ante cada uno de tus sentimientos y emociones – lo siento chicos, posiblemente suene un poco Gay – pero es verdad, eres humano y sientes lo mismo que yo cuando alguien querido ya no está aquí. Conocerlas, bajarlas a una idea y aplicarlas a cualquier marca que tu crees o desees ayudará a volverte cada vez más ágil en este tema y a encontrar las palabras que detonan sentimientos. RECUERDA: Adaptarse a las nuevos tiempos sin perder el sentimiento y la emoción de contar nuestra historia es la tarea de todo publicista, entender que la publicidad forma parte de la cultura popular, como la música, la televisión, el cine y la vida personal de los famosos, es primordial para las nuevas generaciones, cada uno de estos segmentos son expertos del Marketintg Emocional. Son el material que le da contexto a nuestras vidas. Las marcas que aspiren en quedarse en la mente de la gente debe cultivar la facultad de escuchar y encontrar la forma de recabar historias de las experiencias de sus consumidores, experiencias que se viven, se escuchan, se comparten y se aceptan, gracias a las emociones.
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