Al momento de pensar en los millenials existen dos características, hasta cierto punto contraproducentes, que vienen a la mente de un empleador: completamente imaginativos, y poco constantes. Siempre me he preguntado por qué existe esta opinión acerca de toda una generación globalizada. Tras haber pasado por varios cargos laborales pude darme cuenta de algo: los colaboradores de mi edad, e incluso yo misma, tendemos a sentir una necesidad por siempre sorprendernos y encontrarnos en un círculo de constante entretenimiento; una vez que nos enfrascamos en una rutina, de manera instantánea creemos que el trabajo “no es para nosotros”, y nos alejamos sin remordimientos bajo la excusa “somos jóvenes”. Esto sucede en todos los ámbitos, desde lo laboral hasta lo personal. Nuestros logros y metas son más de construcción personal: queremos viajar, conocer, estudiar fuera, siendo entonces completamente distintos a los de nuestros padres; nuestra realización personal se encuentra atada fuertemente a una evolución cultural que amerita constante cambio. La estabilidad es una palabra asociada con las emociones y no con el aspecto laboral o económico, ¿o alguna vez han conocido a alguien de 25 años diciendo que le interesa forjar rápidamente una familia mientras construye una carrera en una misma empresa en la que inició? Si bien es cierto, el mercado publicitario se está construyendo de profesionales altamente preparados y rápidos para enfrentar y conocer las necesidades de su público, porque ellos mismos son sus espectadores; crean contenido a partir de lo que les gustaría ver en lugar de lo que haría que el anunciante venda a borbotones. Esa es la diferencia mayoritaria con las generaciones anteriores; somos empleados capaces de cambiar una historia y apropiarnos de ella para generar mejores y más potentes mensajes. Pese a la inconstancia y al repetitivo cambio en ambiente laboral, los millennials tienen mucho que aportar a la mesa. Nunca antes había existido tan grande cantidad de creación de contenidos auténticos en todos los sectores: multimedia, fotografía, series de todo tipo, e incluso publicidad. Muchos pueden culpar a la globalización por este fenómeno, pero en realidad esta generación se encuentra mucho más susceptible a maravillar y ser maravillados, porque saben qué quieren ver, cómo y cuándo quieren verlo. Es entonces cuando la pregunta cambia: ya no hablamos de estar o no estar, sino de crear o ser espectadores. Para los millenials, los contenidos son maleables y todo es un remix del que sin duda quieren formar parte; no nos interesa caminar por la calle y gritar “¡Ese es mi comercial!”, pero si nos llama la atención poder observar cómo una idea, nuestra idea, puede impactar. Puede ser que en el aspecto laboral no seamos figuras de planta, pero es indispensable sacarnos el jugo lo más posible, y de seguro nos quedaremos a explorar y explotar nuestro potencial. AUTOR Alejandra Borbor Soy redactora por profesión, comunicadora por decisión y creativa por convicción. Me considero recursiva: adquiero nuevas ideas a partir de la música, el arte, el baile, la pintura… Es por eso que creo que todos somos idealistas y capaces de crear un mundo completamente distinto. Estoy aquí para extirpar mis ideas y compartirlas como a libro abierto, ¿listo para comenzar?
Comentarios