Según algunos artículos, el 4 de diciembre es el día de la Publicidad. La antigua Asociación Argentina de Jefes de Propaganda, en un Congreso de Publicidad celebrado en 1936 en Buenos Aires. Estableció este día como la fecha oficial para impulsar la enseñanza publicitaria en dicho país. Años más tarde, nos hemos sumado en otros mercados a festejar este día, aunque también, es una oportunidad para mirar la industria y la enseñanza publicitaria para analizar detenidamente sus problemas y posibles soluciones, así como lo hacemos cuando se conmemoran otras fechas importantes. Quienes llevamos años en esta industria hemos vivido algunos cambios, desde cómo se presentaban las agencias en los años 2000, como la vemos en Mad Men y el entorno que tenemos en la actualidad. Varias cosas han cambiado, pero otras se han mantenido. Existe talento, sin duda lo hay. Y es que es fascinante que seamos empresas dedicadas a la generación de ideas, frescas, sencillas y relevantes capaces de solucionar problemas y en algunos casos, hacer más bonita la vida de la gente. Es apasionante esto de trabajar en distintos productos y marcas cada día, con equipos de personas diferentes a ti que tienen mucho que enseñar. Es retador que tratemos con entornos cambiantes, con medios que evolucionan, sociedades y comportamientos variables, coyunturas imprevisibles y tantas cosas más. Pero preocupa que esta industria, así como la enseñanza de la publicidad, se conviertan en espacios vulnerables a falsos expertos de evolución digital que confundan en la capacitación de clientes y nuevos talentos. Es cuestionable la gran cantidad de empresarios de traje y corbata que están dedicados a la publicidad, persiguiendo únicamente beneficios económicos, sin prestar la más mínima atención a su gente, sus equipos, la generación de ideas, capacitación o desarrollo de talento. Preocupa la priorización de intereses particulares, acuerdos que no mejoran la calidad de lo que hacemos sino solo el balance de fin de mes y alza de rentabilidad. Todo sin cuidar un proceso, sino solamente el número al final. Duelen los equipos talentosos contratados exclusivamente para ideas de cuentas ficticias, eruditos de categorías festivaleras y medidos únicamente con posiciones en rankings. Alarma la comodidad de personas en cualquier área de la publicidad, la informalidad y desinterés por una necesaria búsqueda de calidad en lo que hacemos. Inquieta las pugnas de egos, la falta de organización, los salarios injustos, las empresas que entran a competir con tarifas bajas y poca calidad. Las Universidades que no preparan con verdaderos conocedores de la profesión, o quienes no imparten a los más jóvenes la importancia de ser más socios y menos proveedores. Quiero celebrar este día consciente de este desafío que acompaña permanentemente a nuestra profesión. Y quiero homenajear a este oficio de las ideas, las soluciones, los resultados y merecidos premios, porque tenemos mucho que hacer para recuperar valor y relevancia en nuestro trabajo. Pero se puede, porque no hay nada más merecido que honrar a esta fábrica de locos, de genios, de maestros incomprendidos que hacen que las marcas y la gente se hagan amigos.
Feliz día de la publicidad.
AUTOR Xavier Prado Redactor en agencia y entusiasta en las aulas. Fanático de aprender, viajar y cocinar. Me apasiona tanto la publicidad que todavía creo que podemos devolverle su valor, sobre todo con los futuros profesionales. Director Creativo Asociado en McCann Quito y profesor de Redacción Publicitaria en la Universidad de las Américas. Twitter: @XaviPrado www.linkedin.com/in/xaviprado
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