En los albores de la era internet, eBay nos mostró ya en 1995 el camino de lo que hoy en día se llama inteligencia colaborativa: la oportunidad de que cada uno tenga una voz en el espacio virtual y que su opinión sea una guía para que otros tomen decisiones sobre ciertos productos. La inteligencia colaborativa está en la base de toda red social y plataforma tecnológica porque son los usuarios los que las alimentan y son el espíritu de cada una de ellas. Sin la actividad de los usuarios en los medios sociales, simplemente estos desaparecerían. Pero ¿qué pasa cuando los usuarios actúan de manera independiente aportando sus ideas y experiencias individuales para crear algo o solucionar un problema? Pues aparecen potentes herramientas como Waze, Airbnb o Uber que explotan ese viejo principio de que si todos aportamos nuestro granito de arena, por pequeño que sea, se pueden conseguir cosas muy grandes. Además de una avanzada tecnología, estas plataformas se nutren de la influencia que cada usuario tiene sobre su entorno, porque recordemos, que todos somos influencers y nuestra opinión tiene un impacto sobre otros. Si analizamos el caso de Waze encontramos una tecnología desarrollada para un GPS colaborativo que se basa en la información de tráfico que ofrecen sus usuarios. Estos comparten en la nube si hay atascos, accidentes, obstáculos o policías en la carretera, todo con el objetivo de ofrecer la mejor ruta para llegar al destino final en tiempo real. De paso, con esta información Waze también te muestra productos y servicios que te pueden interesar, según tus rutas y hábitos de manejo. En una era de anuncios y publicidad por todas partes ya no sabemos en quién confiar. Por eso, las opiniones de otros usuarios (y gente de nuestro entorno) influyen mucho en nuestras decisiones. Es lo que pasa con los microinfluencers. Quizás estos microinfluencers de nuestro entorno o amigos en las redes no tienen los mismos seguidores que una celebridad, pero sus niveles de interacción y credibilidad son muy altos. Para el marketing digital, la inteligencia colaborativa, que de manera orgánica se da en los medios sociales, es un arma súper poderosa. Si las marcas empiezan a escuchar, a valorar lo expresado por los usuarios y suman sus niveles de influencia, las campañas serán mucho mejores porque la influencia realmente es posible cuando todos tenemos algo que aportar. «Porque cuando se habla del poder de la gente, 1 + 1 no son 2 sino 3.»
Comentarios