Recuerdo una vez en el colegio, cuando el profesor de química reprobó a todo el curso. Ese día llegué a casa y expliqué a mi madre, con aire satisfecho, el fracaso grupal y cómo entre las notas bajas, yo punteé mejor. Ella, previo a batirme con la chancleta, replicó: Mal de muchos, consuelo de tontos. Ojalá existiera una chancleta tan grande, que con un zarpazo despertara a todo el gremio publicitario. De manera que lo común, dejase de ser lo normal. Para evitar ser una industria de muchos males con un solo consuelo: hacernos los tontos. Hay tanta mala práctica que hemos normalizado, que quizá exponiendo cada mala costumbre, logremos adentrarnos en la raíz del problema y generar diálogo para hallarle una solución. Por ello el primer mal a abordar es: carpetas de festivales. A primeras el nombre suena lindo, sin embargo trayéndola a la realidad de la mayoría, una carpeta de festivales puede traducirse a una trucho carpeta. Lo que significa un portafolio sin peso, lleno de ideas sin ejecutar. ¿Por qué es un problema? 1) Le resta competitividad a la industria. Todos conocemos al director creativo que todavía vive del bronce en Cannes de hace 7 años. 2) Antagoniza el trabajo diario. Dejamos de ver al “día a día” como nuestra pólvora creativa y lo comenzamos a ver como el maligno ente que me priva de la grandeza. 3) Pronto van a ser obsoletas. Con el internet se descentralizó la creatividad de las agencias, lo que causa que, más pronto que nunca, un “sos lo que haces” vaya a ser mucho más relevante que un “Sos lo que casi hiciste”. Probablemente alguien piense que las trucho carpetas son un mal necesario, algo que surge por la falta de valor de los clientes, que es culpa de la industria que crea los incentivos para que sigan generándose, que éstas ayudan a mostrar el potencial de cada creativo, que ayudan a que el cliente te respete las ideas, que sucede en todos los países y agencias y otro tipo de consuelo de tontos. Hago énfasis en el “tontos” porque la realidad es que allá afuera, hay gente que sí está ejecutando día a día con cosas geniales. Como esta belleza que arrasó en Cannes este año: Tanto dentro como fuera del gremio hay creativos que están haciendo un cambio. Y si no dejamos de normalizar esta mala costumbre, la selva publicitaria se va a llenar de leones sin dientes, mientras los cachorros con garra se irán a conquistar otras industrias. Quisiera cerrar con “cómo cambiamos este primer mal”, mas no tengo una respuesta certera, pero podemos comenzar, con someter estos temas a diálogo en cada momento: en nuestras “networking sessions”, en los peloteos y en los almuerzos de la agencia. La idea principal es evitar que esta herencia de malos hábitos lapide esta bella profesión. AUTOR Gerardo Javier Gómez Digital tal cual reloj Casio. Lloró en las películas de amor y me declaro devoto infiel de la simpleza.
Comentarios