¿En qué nos puede ayudar la espontaneidad, el desorden, el caos, en nuestro campo de diseño? Veamos.. La espontaneidad es una característica (aludida en este caso a la personalidad de los creativos) que ayuda a la búsqueda y ejecución de ideas. Ahora bien, esa personalidad o ese atributo, nos lleva a determinado comportamiento, un comportamiento que evita los esquemas de pensamiento lineal, porque por naturaleza se inclina hacia lo divergente. La espontaneidad no requiere de un análisis o de una lógica puesto que es irracional, y ojo, eso es lo que nos puede ayudar. Para un creativo es importante mantener una perspectiva abierta, es necesario que rompa paradigmas incluso para que el mismo campo evolucione, y por supuesto una manera de romper modelos o esquemas es siendo espontáneos. Indiscutiblemente sabemos que el diseño como pieza final es una “respuesta” completamente racional, de lo contrario no serviría, carecería de sentido. Por lo tanto, el diseño debe ser programado, se configura mediante un proceso creativo y de producción, siendo justo en esta etapa donde podemos abrazar la espontaneidad. La espontaneidad nos permite improvisar, hace que experimentemos con nuestro propio proceso creativo. Tal como si fuera una única verdad para nosotros: la creatividad y la innovación son un gradiente que necesitamos saber gestionar. Si encuadramos la creatividad el diseño se volverá muy aburrido, y si delimitamos los procesos de innovación, seguramente no llegaremos a innovar nada. Esta energía (creativa) y esta habilidad (de innovar), debe ser gradual y flexible… en este sentido la espontaneidad nos ayudará a convertirnos en mejores creativos con un sello mucho más original. Ahora bien, “el desorden” representa el caos con el que inicia cada proyecto. Veamos, el diseño funciona justo para solucionar y ordenar las problemáticas que se nos presenten. Entre mayor sea nuestra capacidad de responder al caos, mejores proyectos podremos ofrecer a la audiencia. Y para lograr esto, tendremos que adentrarnos al caos del entorno para abstraer la realidad en la que interactúa la audiencia. Nosotros al identificar esa realidad, comenzaremos a desenredar esa lluvia de ideas para programar nuestra pieza u objeto de diseño. Así que, el desorden y caos ayudan a “captar” toda la información pertinente que necesitamos para nuestros proyectos. De ahí se comienza a interpretar, analizar y accionar las ideas que vamos visionando para materializarlas. Me despido, soy Erika, Ustedes ¿qué opinan? Ambos atributos (lo espontáneo y lo caótico) nos permiten fluir, hacen que encontremos nuevas respuestas, acertemos y equivoquemos. Nos brindan experiencia y aprendizaje. En el entorno creativo siempre hay que abrazar estas características en etapas muy específicas como lo fuimos viendo. ¡Hasta la próxima!
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