Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.
– Eduardo Galeano.
Hablar de México en muchos casos enaltece nuestro sentido más patriótico. Ese que a todos se nos olvida cuando criticamos al de a lado, cuando deseamos que otros no tengan lo que nosotros no tenemos. Pero cuando ocurren desgracias naturales o tragedias humanas somos los primeros en formar parte de la tendencia. Banderas de otros países como foto de perfil en Facebook, hashtags donde oramos por el medio oriente y así siempre que ocurre algo que nos puede poner en el centro de la atención. Nos pensamos como voces autorizadas para decir y criticar lo que nos parece erróneo. Criticamos ideologías, preferencias, gustos y costumbres; nos atrevemos a etiquetar al otro por cualquier síntoma de diferencia con nosotros y aún así somos capaces de decir el 15 de Septiembre “¡Qué orgullo ser mexicano!” o “A México lo conocen en el mundo por ser solidario con los otros” ¿De verdad podemos creer esto? ¿Realmente estamos orgullosos de ser lo que somos?.
Hoy en día el cáncer de México es su sociedad, una sociedad que escupe opiniones con carencia de sentido. Una sociedad que lejos de avanzar retrocede 500 pasos. En México nos acostumbramos al dolor, a la muerte, a olor a sangre, a los titulares amarillistas y fatalistas de la nota roja; los mismos que se empeñan en recordarnos que hace años estamos podridos y no hemos podido hacer nada por remediarlo.
En mis 23 años de vida no recordaba un momento tan oscuro de México desde los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. Me recuerdo como un niño de primaria en aquella época, donde se hizo cotidiano escuchar en las noticias que todas las noches desparecía una mujer y días después aparecía muerta en el Estado. Mujeres que salían de trabajar de una maquiladora con un sueldo miserable y que por necesidad debían trabajar a altas horas de la noche porque había que mantener en pie una casa, de las cuales muchas simplemente desaparecieron de la faz de la tierra y en los casos más “afortunados” aparecieron convertidas en huesos humanos envueltos en retazos del uniforme de la maquiladora donde por última vez, se les había visto vivas. Al día de hoy las familias de casi todas esas mujeres no han visto las bondades de la justicia para esclarecer su asesinato y mucho menos existen culpables a los cuales cobrarles los atroces eventos que, por años han golpeado a Ciudad Juárez. Irónicamente, aquella realidad nos parecía muy distinta a nosotros. La percibíamos lejana y con tranquilidad asegurábamos “Eso aquí en Puebla no pasa”, que equivocados estábamos. Al día de hoy en Puebla llegamos a 83 feminicidios tan solo en este año (Sin Embargo, 2017), 83 mujeres asesinadas a manos de sus esposos o novios. Las autoridades prometieron endurecer los castigos y acordaron dar 40 años de cárcel a quién resultara culpable de violencia contra la mujer. Un castigo tibio que llevó a que la sociedad, organizaciones de mujeres e instituciones del Estado criticaran la negativa del gobierno por no exigir una alerta de género (Central, 2016). En tan solo dos años los nombres de Tania Luna, Dalia González, Samaí Márquez, Brenda Tlatelpa, Paulina Camargo y hoy Mara Castilla, son algunos de los muchos que engordan la lista de mujeres asesinadas en Puebla y que calan en la mente de todos nosotros.
¿Qué está pasándonos como sociedad?
Leía las notas publicadas sobre el reciente caso de Mara Castilla y más allá de si la chava se fue de fiesta y probablemente se le pasaron las copas, como hombre me pregunto ¿En qué momento creas y asimilas la idea de, primero, insinuarle a una mujer seguir la fiesta en otro lugar y si la respuesta es negativa forzarla a irse contigo? Segundo, ¿qué pasa por tu mente para decidir abusar sexualmente de ella y posteriormente, para no meterte en más problemas, decides matarla? Me parece aberrante, atroz, inhumano, algo fuera de este mundo imaginar que en cuestión de segundos puedes planear un hecho tan deplorable y sabiendo esto, tener el cinismo de declarar voluntariamente ante las autoridades tu presunta inocencia. La muerte de Mara ha indignado a todo el país, se le ha criticado que por su edad no eran horas para estar de fiesta y de alguna manera pueden estar en lo correcto, pero existe un detalle muy importante ¿en dónde termina el derecho de cualquier hombre o mujer de divertirse hasta las tantas horas de la noche? Mara cometió el único error que fue haber llamado un Cabify para regresar a su casa sin pensar que quien la habría recogido era un tipo de alta peligrosidad, que decidió ponerle fin a la fiesta y a su vida de tajo. Hoy hablamos de cuidarnos entre nosotros, de ofrecer nuestro hogar a nuestras amigas que salen tarde de trabajar o que como Mara, deciden ir de fiesta; con el hashtag #MiCasaEsTuCasaHermana se busca dar posada por una noche a cualquier mujer que lo requiera para evitar que transite sola de noche por la ciudad. También se habla de compartir la ubicación de Google Maps y la ruta que seguimos a nuestros familiares, con el fin de que puedan monitorear lo que sea que estemos haciendo y los lugares que visitamos. Estas medidas resultan interesantes pues la tecnología es la herramienta principal de este nuevo método de protección a nuestros seres queridos y más ante la incapacidad de las autoridades de poder brindar seguridad a las mujeres de Puebla. El tema ya ha rebasado todos los limites humanos y de algo estoy seguro, yo no quiero que el día de mañana, cuando tenga una hija, un día simplemente salga de casa y me la devuelvan en un féretro porque un maniático decidió acabar con su vida.
De corazón deseo que esta penumbra pase pronto, que podamos sentir tranquilidad al momento de salir de nuestra casa. Tener la certeza de que si un día decides salir a pasar un rato agradable con tus amigos o tu pareja regresar a casa sea solo eso, un viaje cotidiano no una experiencia fatal.
Yo no pido justicia por Mara, pido por todas las mujeres que han sido violentadas, que no regresaron a casa, que dejaron incompleta una familia. Por aquellas que murieron y que siguen en calidad de desconocidas. Por el dolor de 83 mujeres asesinadas… #NiUnaMas.
FUENTES Redacción (2017) Feminicidio 83 en Puebla, sólo de 2017: el chofer llevó a un motel a Mara Castilla, y allí la asesinó. Sin Embargo MX. Recuperado de: http://www.sinembargo.mx/15-09-2017/3308699 Redacción (2016) Puebla en el top ten de feminicidios, revela INEGI. Recuperado de: http://www.periodicocentral.mx/2015/pagina-negra/feminicidios/puebla-en-el-top-ten-de-feminicidios-revela-inegi#ixzz4t0S5AO68 Lozano, V. (2016) Mapa de feminicidios en Puebla: 67 mujeres han sido asesinadas en lo que va de 2016. Recuperado de: http://www.periodicocentral.mx/2015/pagina-negra/feminicidios/mapa-de-feminicidios-en-puebla-67-mujeres-han-sido-asesinadas-en-lo-que-va-de-2016#ixzz4t0SGVthn
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