Yo me considero un fan del terror en todas sus aplicaciones. Desde pequeño mi mamá me acostumbró a escuchar las clásicas historias que iban desde la llorona, hasta el “charro” vestido de negro. Después, en la escuela y los lugares de trabajo fui testigo de decenas de leyendas que iban desde la infaltable escuela construida encima de un panteón, hasta “la niña” que se aparece en instituciones educativas y oficinas. En resumen, creo que el terror es parte esencial del estilo de vida de los mexicanos, pero lo que no entiendo es, ¿por qué los medios de comunicación no se han enfocado en explotarlo? Sé que a lo largo de la historia sí existen algunos ejemplos de contenidos de terror que tuvieron éxito en los medios de comunicación nacionales, desde cintas del cine mexicano como El Vampiro, de Fernando Méndez; Cronos, de Guillermo del Toro, y la exitosa KM 31, de Rigoberto Castañeda, hasta programas de radio como La Mano Peluda y el ya conocido Cañitas, obra literaria popular que hizo lo que muchos autores no han logrado: Hacer que los mexicanos lean. Me podría pasar horas escribiendo sobre películas, programas de televisión, libros o programas de radio que han tomado al género de terror como su estandarte, sin embargo, son pocos los casos donde la industria del entretenimiento ha puesto la importancia que el género merece en México, país que se ha convertido en un paraíso para los extranjeros, con franquicias como Child’s Play, Paranormal Activity, The Ring y Annabelle, la cual ha recibido grandes inversiones en activaciones publicitarias, pautas digitales y espacios en medios de comunicación tradicionales. Pero tal como dije, me considero un fan del terror, por ello no me quejo de tal situación, pues agradezco que, ya sea en cine, medios escritos, audiovisuales o servicios de streaming, tengamos una buena diversidad de opciones para disfrutar de esta pasión, sin embargo, es lamentable que los medios de comunicación nacionales, llámense como se llamen, sigan ignorando las historias, cultura y tradiciones propias del país, así como lo más importante para nuestra industria: el gran número de público dispuesto a consumir todo tipo de contenidos de terror, lo que generaría grandes ganancias para los grandes empresarios. Ante esta situación, mi última recomendación es que le den una oportunidad a lo que están haciendo los jóvenes mexicanos en medios digitales y sociales como Facebook, YouTube o podcasts, donde está naciendo una nueva resistencia del horror nacional, la cual merece todo nuestro apoyo, pues ahí podría estar viviendo la industria del terror del mañana.
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