Hay una tendencia en las personas a hablar más que lo que hacen. Y, en definitiva, ese “dios de la opinión” no siempre es favorable para cambiar las cosas del mundo que ellos mismos observan y critican. ¿Por qué? Por envidia y por miedo al fracaso. Si cada persona toma conciencia puede comprender rápidamente que no siempre las palabras contribuyen a construir, y que, por más edulcoradas que se las presente, encierran detrás juicios y desvaloraciones. Aquí tienes algunas desventajas de hablar permanentemente y hacer poco:
- No concretas nada. Puede ser que inconscientemente pienses que tienes buenas intenciones, aunque está probado que si no pasas a la acción nada va a cambiar. Resultado: una vida mediocre y con escasas realizaciones positivas.
- Te conviertes en alguien que ajusticia a los demás. Las palabras pueden elevar o herir. Cuando emites juicios lo más probable es que ellos terminen heridos. Resultado: las personas huirán de ti.
- Transmites la imagen de un aparente sabelotodo. Hay personas que se sienten en condiciones de expresar lo primero que les viene en mente. Y lo hacen de formas no meditadas ni profundas. Resultado: las personas dejarán de confiar en ti.
- Del dicho al hecho. En vez de comprarte una propia y dedicarte de lleno a tus asuntos, eliges mirar a los que sí van logrando sus metas en la vida. Resultado: te encerrarás cada vez más en ti, y sentirás una profunda envidia y resentimiento por los logros ajenos.
Cómo dejar de hablar tanto y hacer más
- Aprende que en la acción está la enseñanza. No ocurre nada nuevo si sólo te lo pasas hablando; hace falta el impulso hacedor.
- Desafiarás tus paradigmas. Dejarás de pensar en la forma de siempre y expandirás tus condiciones creativas e innovadoras, para alcanzar objetivos cada vez mayores.
- Ganarás experiencia. Sólo en el hacer podrás superarte y transformarás lo que vivencias, en sabios consejos para seguir progresando.
- Dejarás de criticar y chismorrear. Dado que estarás tan enfocado en el hacer, no tendrás tiempo de hablar de los demás. Te enfocarás en tus realizaciones, y esa será la energía que te auto abastecerá indefinidamente.
- Encontrarás compañeros de ruta. Son millones las personas que viven cada vez más en una consciencia de realización permanente. El mantenerte en acción te sintoniza con tu voluntad y fortaleza interna, sentirás optimismo por la vida y aprenderás a corregir los errores.
Finalmente, posiblemente debas aprender del mismo alimento que generabas antes, en tu etapa del “otro yo”: sentirás los juicios de los demás hacia ti. Y esta será, quizás, la lección más importante. Nadie es lo suficientemente grande ni sabio para hablar de los demás.
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