Son las 12:16 de la mañana cuando empiezo a escribir este texto, voy terminando un día más en este mundo tan loco e intenso de la publicidad en el que el día de hoy tocó una nueva sesión de fotos para lanzar un producto al mercado, y que requirió bastantes horas de planeación, preparación y ejecución, y así, terminada la labor, llego a casa con esa pregunta clavada en la mente… ¿realmente quien querría trabajar en publicidad? Y es que solo los que estamos dentro sabemos a ciencia cierta lo que es vivir en esto, lo que significa tener jornadas extensas de trabajo que solo terminan para poder tener tiempo de ir pensando en lo que sigue. Vivir dentro del mundo de la publicidad es salir de la agencia para recorrer el trayecto hasta tu casa pensando en nuevas formas de comunicar ese mensaje al que le llevas dando vueltas desde hace un par de días, es no poder dormir de la emoción de saber que esa idea que no sabes de donde salió la vas a poder compartir con tus compañeros o clientes al día siguiente, es no poder escuchar una canción, leer un libro o hasta darte un baño sin que algo detone en tu mente ese lado creativo que te hace volar a nuevos mundos que tal vez hasta ese momento ni siquiera existían y que de una u otra forma estas a punto de volver realidad, y que te urge compartir con alguien. Trabajar y vivir en publicidad es ver el mundo desde un cristal muy diferente. ¿Quién querría algo así para su vida? ¿Quién querría sentir esa satisfacción que te da ver eso que nació de ceros en tu mente, materializado en un spot o un espectacular? ¿Quién querría ser y pensar de una manera diferente al resto? Es casi impensable, ¿cierto?. Vivir en la publicidad es mucho más que vender colchones o zapatos, es apasionarte por eso y no querer dejar pasar ni un segundo de tu día sin que puedas perfeccionar el mensaje que quieres comunicar. Es querer frenar el mundo por un par de minutos y encontrar a alguien con quien compartir esa idea, y darte cuenta que la intensidad y la pasión con la que la cuentas, no es ni tantito cercana a la que sientes cuando cuentas cualquier otra cosa irrelevante de tu vida; si alguna vez has querido hasta salirte de la regadera para ya contarle a alguien esa idea que se te acaba de ocurrir, entenderás perfecto de lo que hablo. Que amor tan rudo es esto de la publicidad, ¿no?, realmente hay que nacer con esa pasión por dentro, al final del día, ¿quién querría una vida dedicada a usar tu mente al máximo todo el tiempo? ¿Quién querría una vida dedicada a llevarle a miles de personas ese mensaje que buscaban o esperaban? tal vez pueda sonar frívolo o materialista, pero en un mundo en el que vivimos rodeados de guerras, discriminaciones y violencia, pensar que aportamos un granito de arena a que por un momento de tu día puedas olvidarte de lo malo y te concentres en algo que te hará sentir bien, es algo que vale la pena hacer. Creo firmemente que hay que estar un poco loco para vivir en este mundo de la publicidad, tienes que tener esa capacidad de asombro que muchos olvidan, y mucho más, necesitas tener ese potencial de querer crear cosas nuevas y de compartirlas con el mundo. Dicen que siempre hay un roto para un descosido, y pues no sé si en mi caso yo sea el roto o el descosido, pero si sé que este match que tengo con esta industria es eso que hace que mis días valgan la pena. Algún día entenderé por qué carajos alguien querría trabajar en publicidad, o tal vez no, pero me queda claro que hay que realmente amar el juego, tienes que sentir y aprender a amar ese rush en tu sangre cada vez que un brief recién hecho llega hasta tus manos, tienes que sentir ese vibrar en tu cuerpo cuando estas a punto de entrar a un pitch, volverte loco de pasión con la idea de una hoja en blanco lista para convertirse en algo nuevo y excitante, porque de eso se trata todo esto, de saborear los 10 tropiezos que tendrás para disfrutar los 30 aciertos que llegarán, y poder decir con orgullo que encontraste tu verdadera pasión en una industria tan loca y tan hermosa al mismo tiempo. Estoy seguro que aún quedan muchos locos por venir que querrán trabajar en esto, bienvenidos sean, no se van a arrepentir.
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