Nuestro campo se ve envuelto en distintas problemáticas, y desde hace mucho tiempo que las abordamos pero sin llegar a un lugar certero. Veamos algunos de estos problemas y cómo los podríamos arreglar para establecer una solución.
- El público no sabe lo que hace exactamente la industria del diseño.
Una de las razones por las que pasa esto, es porque el campo tiene muchas ramas cada vez más específicas (o especializadas) y solo se percibe el diseño como un oficio muy general: el que proyecta “dibujitos” para producir “algo”. Sabemos que sería imposible explicar a los clientes detalladamente el trabajo de nuestras ramas, es más, sería irrelevante para ellos, pero lo que sí podemos hacer es Revalorar Nuestro Campo y Nuestras Especialidades. Una vez que valoremos nuestro trabajo sin minimizar su complejidad y le demos la utilidad e importancia que tiene en la vida diaria, será más fácil para la audiencia entender nuestro campo. Comenzará a percibir la industria que representa. Verá con más claridad que el diseño es una herramienta que desarrolla y activa la generación de nuevas ideas… dado que nuestro campo potencializa la economía creativa.
- La naturaleza dual del ego del diseñador.
Esto es común, por un lado está el ego de los diseñadores, ese ego irracional que los hace percibirse a ellos mismos como los mejores creativos del mundo, genios, desarrolladores de las mejores ideas, piezas u objetos. Y por otro lado está el ego, ese ego también irracional que dice todo lo contrario: no eres lo suficientemente creativo, vas a equivocarte, esa idea es pésima ¡olvídala!, no tienes la técnica. etc… etc… Esta dualidad, o esta naturaleza del diseñador significa que es necesario regular la confianza que hay en nosotros mismos. Tener una confianza exagerada nos hace arrogantes, y no tenerla nos hace inseguros lo cual hace que se active más en el miedo que paraliza y bloquea. Haciendo consiente esto, la solución es encontrar el balance, necesitamos creer en nosotros y en nuestras capacidades. Lo mejor es buscar la empatía. La empatía con la energía creativa, con la audiencia, con el cliente, pero sobre todo con el entorno. Solo así vamos a poder ofrecer soluciones más creativas y funcionales en nuestros proyectos de diseño.
- La currícula en las escuelas de diseño avanza más despacio que la propia evolución tecnológica.
Se discute esta problemática todo el tiempo en la esfera académica y en casi todos los seminarios de diseño. Y bueno, la respuesta sigue siendo la misma: Se necesitan romper paradigmas. Se necesitan abrir nuevas ventanas de pensamiento. Veamos, si no se cambian los viejos patrones en la enseñanza de conceptos abstractos como la creatividad, difícilmente se logrará vislumbrar una evolución en la curricula de las escuelas de diseño. El “instrumento creatividad” no se estandariza, es una especie de energía que solamente evoluciona en la praxis. Pasa igual con el diseño, éste evoluciona en la práctica real. Así que desde ahí (desde la praxis) tenemos que redefinir o reformular lo que queremos y lo que ofrecemos del diseño. La tecnología solo es una herramienta de apoyo, no define ni a las escuelas ni a los diseñadores.
- Actuar demasiado pronto sin entender completamente el problema
A veces diseñamos muy de prisa, sin tener el panorama completo y sin tener toda la información que necesitamos. El problema es que todo es urgente, perdemos el objetivo, nos aventuramos a tomar desiciones pero en ocasiones resultan precipitadas. Así que, es imprescindible que conozcamos el contexto al que nos vamos a dirigir. Necesitamos entender todas las aristas del proyecto, es decir, el problema que vamos a solucionar, su audiencia y su impacto. Es mejor enfocarnos primero en la investigación del proyecto, y después en la técnica. Me despido, soy Erika. Ustedes ¿qué opinan? ¿De qué otras formas podemos arreglar el diseño? ¡Hasta la próxima! Imagen cortesía Shutterstock
Discussion about this post