Somos conscientes de lo difíciles que son las relaciones humanas. Si nos compararnos unos con otros logramos percibir que somos tan parecidos y a la vez tan diferentes que existe una infinidad de resultados al intentar conectar con cada persona. Entonces ¿qué sucede con las marcas que dentro de sus objetivos deben conectar con miles y hasta millones de personas? Tengamos en cuenta que la percepción de una marca suele ser la recopilación y construcción de hábitos, estilos, gustos, pasiones y un largo etc, de los individuos, lo cual crea una personalidad muy concreta que interactúa con el público. Al final, sin importar que tan claro tenga una marca el tipo de cliente al que debe dirigirse, la relación con este suele ser muy compleja, ya que hasta a una hipotética perfección puede encontrarle un pero. Es en este punto donde la humanización y empatía de la marca juegan un papel fundamental. probablemente el reto más grande de las empresas hoy en día sea poder ser percibido como algo real, sincero y auténtico -tal y como esperamos que sean las personas con nosotros-. Cuando el consumidor logra sobrepasar la línea y dejar en segundo plano los temas publicitarios, económicos y técnicos que debe ejecutar para obtener un producto o servicio -y alcanza el nivel donde la marca se convierte en parte de su vida al punto de defenderla a capa y espada, porque siente que lo acompaña y lo entiende- es allí donde vemos un éxito rotundo en cuanto estrategia comunicativa se refiere. imagen cortesía de Shutterstock
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