Hace unos días se cumplieron 40 años de la aparición del primer disco solista del gran Peter Gabriel. El cantante había dejado Genesis un par de años antes, tal vez en el momento más exitoso de la banda (luego de la gira que hicieron para presentar “The lamb lies down on Broadway”). De hecho, se dice que la canción más conocida del debut de Gabriel, “Solsbury Hill”, trata sobre su partida del grupo: el hecho de soltar, de atreverse a dejar algo bueno y cómodo con la esperanza de vivir algo mucho mejor. La tapa de aquel primer disco, solo llamado “Peter Gabriel”, parece reflejar esta etapa de su carrera durante la cual fue probando varios estilos diferentes con la aparente intención de sacarse de encima la mochila de Genesis. En la carátula, apenas se lo ve detrás del vidrio mojado de un automóvil (por eso al disco se lo conoce como “Car”). La tapa de su segundo disco, también llamado “Peter Gabriel”, lo muestra arañando su propia foto; el disco se conoce como “Scratch”. En el tercer álbum, también llamado “Peter Gabriel”, él figura medio derretido en la portada, y por eso se lo conoce como “Melt”.
El cuarto disco de este enorme artista sigue sin tener un título específico salvo el nombre del músico (a esta altura queda claro que necesitaba afirmar su identidad pos Genesis). Al disco se lo conoce como “Peter Gabriel IV” y en Estados Unidos se llamó, por alguna razón, “Security”. El álbum (para mí y para muchos, el mejor de Gabriel) carece casi por completo de platillos. Los tambores de la batería suenan fuerte, pero apenas se oye un rumor de platillos al final de la hermosa “Wallflower”. Todo el álbum es una obra con momentos bellos y sutiles, y otros oscuros y deformes. Más curioso aún es que en el siguiente disco de Gabriel, “So”, lo primero que se oye son platillos: así arranca el primer tema, “Red Rain”. Esto no es casual porque “So” es el disco en que Gabriel “se saca el hábito”, como dice en la canción “Sledgehammer”, para hacer música más accesible y hasta por momentos alegre. De hecho, es en este disco donde aparecen los hits más conocidos de Gabriel: además de “Sledgehammer”, allí están “In Your Eyes”, “Don’t Give Up”, “Big Time” y la mencionada “Red Rain”. Esta ¿evolución? (por llamarla de alguna manera) termina de mostrarse en las tapas de estos discos. En el cuarto, no sabemos si el que está es él o no: es una imagen de video deformada, más parecida a un Stormtrooper que a Peter Gabriel. Y en el quinto, “So”, está él en una foto perfectamente clara y sin intervenciones, que resulta coherente con la música que hay adentro. Llegó Peter Gabriel, parece decir la tapa. Como para confirmarlo, este fue el más exitoso de sus álbumes.
El tipo siguió y sigue editando discos brillantes -algunos más que otros- pero estas cuestiones de diseño de tapas parecen limitarse a esos primeros cinco, fundamentales para quien desee conocerlo. Hagan la prueba de poner estos cinco álbumes en fila, uno junto al otro: la seguidilla de portadas muestra de manera indiscutible lo que fue el crecimiento de su música. Y ya que están, escuchen los discos. (Entre el cuarto disco de estudio y el quinto, Peter Gabriel editó un doble en vivo, llamado “Plays Live”. En la tapa está él, maquillado y transpirado. Se lo puede considerar como una transición entre los dos discos en estudio, ya que incluye temas que originalmente no tenían platillos, pero con arreglos más “accesibles”.)
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