¿Ubican a esas personas que hablan con particular emoción respecto a cierto tema y uno puede percibir como les cambia la cara, les vibra la voz e incluso les brilla la mirada? Me gusta imaginar que es la misma cara que hacíamos todos cuándo de pequeños descubríamos un nuevo sabor o contábamos en la escuela lo que nos habían traído los Reyes Magos. Hay quienes reflejan esta pasión al hablar de deportes, de su familia, de sus hobbies y los que hoy nos competen: los que la transmiten al hablar de su empresa. Cuando digo “su empresa” me refiero no solamente a aquellos fundadores de negocio sino al significado de la palabra que refiere la RAE como “acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”, vaya: al trabajo. Tengo muy presentes aquellos tiempos cuándo recién egresados de la universidad o aún en ella, nos reuníamos con los amigos y podíamos platicar durante horas sobre lo grandioso que era el trabajo que desempeñaba cada uno, el negocio que estaba emprendiendo o lo maravilloso de esa empresa que nos dio acogida aun siendo tan verdes y la emoción de pertenecer por primera vez al mundo laboral. Pero como en todo, la emoción se desvanece conforme la novedad se desgasta y lastimosamente, esa intensidad y ese brillo en los ojos queda en muy pocos de los miembros de mi generación. Y son esos seres sin brillo y sin emoción los mismos que se presentan ante un posible cliente, aliado comercial, patrocinador o público a hablar maravillas de su empresa, a tratar de vender lo que sea que venden y a explicar cómo son los mejores y por qué debemos elegirlos. Personalmente, prefiero a alguien con cierto nerviosismo al hablarme pero que transmite emoción al presentar su proyecto que alguien que se nota cansado de repetir el mismo speech en cada junta y para el que cada palabra ha dejado de tener sentido. No existe motivador más fuerte que la pasión y también es un fuerte indicador del éxito o fracaso que se avecinan. El lanzamiento de una empresa o la aceptación de un trabajo simplemente por dinero muchas veces resultan un fiasco. «Cuando crees en algo, la fuerza de tus convicciones despertará el interés de otras personas y las motivará para ayudarte a lograr tus objetivos, lo cual es esencial para el éxito”. -Richard Branson. Lo malo es, que aún no existe fórmula para conservar, revivir o despertar la pasión por aquello que haces, y no escribo esto con la intención de dar consejos de superación personal que para eso hay cientos de estantes llenos; sin embargo, me declaro un apasionado de lo que hago y aunque en toda empresa existen cosas que probablemente no nos satisfagan del todo, creo que el secreto está en encontrar detalles del mundo que nos apasiona en aquello que no lo hace y jamás traicionar nuestras convicciones. ¿Algún consejo para conservar la pasión por lo que hacemos? Platiquemos @FerFamania
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