De hoy en adelante la palabra más importante que usarás, como un mantra, para estimular la generación de ideas es… ¿Por qué? Así, sin rodeos. De una, porque es vital ¿Pregunta por qué? ¡Hazlo mucho! Pregunta, cuestiona. Averiguar todo de todo. Conviértete en un ser preguntón; en una persona permanentemente curiosa. Como un niño. Como un explorador. Preguntar y cuestionar nos mantiene vivos, creativos y frescos. Es la primera gran medida para nunca perder la capacidad de asombro en este mundo. El efecto WOW a todas esas cosas. Pregunta y repregunta. Una y otra vez; reformula. Cambia de lugar las variables: haz un esfuerzo por ver lo desconocido desde diferentes puntos de vista. Porqué te digo todo esto, porque ejercitar la tarea de hacer preguntas esenciales eventualmente lleva al hábito de hacer preguntas esenciales. De esta manera, si nos transformamos en una mente viva y aprendiz, nos encarrilaremos hacia un camino sin fin. En otras palabras, las preguntas se transforman; las preguntas generan más preguntas. En el campo de la creatividad se suele decir –no sin razón– que si frente a un reto o desafío creativo decidimos resolverlo por la ruta conocida, lineal y transitada, llegaremos a los mismos resultados de siempre. A las conclusiones o ideas de muchos. Como afirma Roger Van Oech: «no es posible resolver los problemas de hoy con las soluciones de ayer». En el terreno de las preguntas, vale decir que no es posible ser alguien que piensa bien y hace preguntas pobres. Neil Postman dice: «Los niños entran en la escuela como signo de interrogación y salen de allí como punto final» ¡Vuélvete signo de interrogación otra vez! Antes de llegar a transformar el mundo del trabajo es necesario transformarse uno mismo: volvernos protagonistas de nuestra vida. Es solamente cuando una contestación genera otras preguntas que el pensamiento continúa la indagación. Y como para que hoy mismo comiences a ponerte el traje de signo de interrogación, te dejo, como regalo, 10 consejos para potenciar y desarrollar tu talento creativo.
- Sin temor. Confía y cree en ti mismo, más aun, cuando hay que luchar por las ideas.
- Simple y sencillo. No trates de decir o hacer demasiadas cosas a la vez. Nuestro cerebro no está programado para ser multitasking
- Deja de pensar, empieza a sentir. Las corazonadas y el instinto responden más a las emociones que a la lógica. Dale chance.
- Recicla tu enojo. Canaliza las cosas que te molestan o te enfadan en tareas más creativas en lugar de estresarte y agotar tu cerebro creativo.
- Yuxtaponer. No tengas miedo de colocar dos cosas al lado de otras que normalmente no se sientan juntas. Como todo está relacionado con todo, y como una de las leyes de la mente es la asociación, cualquier pensamiento es potencialmente creativo.
- Cambiar es crecer. Como reza la canción «Y si vas a la derecha y cambias hacia la izquierda, adelante. Es mejor que estarse quieto»
- Chau, cínicos o “todólogos”. Ellos drenan tu confianza y tienen las armas para asesinar tu creatividad.
- ¿Por qué? Pregunta todo, todo el tiempo, como si fueras un niño.
- Conecta y vincula. Escucha con atención plena. Siempre. Absorbe todo lo que te rodea como si fueras una esponja.
- ¡Sin auriculares! Te encanta la música, ok, pero no te aísles de la posibilidad de establecer nuevas relaciones vive el germen de las ideas.
La calidad de nuestras vidas la determina la calidad de nuestro pensamiento. La calidad de nuestro pensamiento, a su vez, la determina la calidad de nuestras preguntas, ya que las preguntas son la maquinaria, la fuerza que impulsa el pensamiento. ¿Por qué esperar que otros hagan lo que uno mismo puede hacer? Imagen cortesía de Shutterstock
Comentarios