Las reglas de juego cambiaron y en los hogares los adultos ya no son los únicos que toman las decisiones respecto a lo que se consume. Los niños cada vez toman un papel más protagónico en los hábitos de compra. Este cambio ha ido mucho más lejos. Ya no se trata solamente de que los padres den más libertad a los niños o que tomen más en cuenta sus opiniones. Las marcas que se dirigen a estos segmentos se encuentran haciendo un gran esfuerzo por empoderar el comportamiento de los niños en los hogares. Esto ha llevado a que las estrategias presenten a los niños como “adultos”, en el sentido de tener la capacidad de tomar sus decisiones respecto a lo que consumen. La publicidad se está enfocando cada vez más en llamar más la atención de los niños que de los padres. No al estilo de antes cuando al hacerlo se buscaba que los padres tomaran una decisión en pro de la felicidad de sus hijos. Ahora se trata de que los niños son quienes toman las decisiones y los padres son el medio de pago. Marcas de ropa, comida, libros, juguetes, videojuegos e incluso lugares para visitar buscan la forma de atraer a este público infantil y convertirlo en el medio para convencer a los padres. Lo hacen diciéndole al niño lo genial que será o lo bien que la pasará él si consume determinado producto. No es un argumento muy diferente al que reciben los adultos, la diferencia radica en que se encuentren dirigidos sutilmente a los niños y que a tan cortas edades ellos sean conscientes de cómo funciona en la sociedad el hecho de consumir uno u otro producto. Evidentemente esto lleva a otras consideraciones respecto a si es bueno o malo que los niños cada vez se comporten más como adultos y sean más conscientes de lo que los rodea. Lo que sí sabemos es que la publicidad, hoy más que nunca, jugará un papel fundamental en ese proceso. Imagen cortesía de Shutterstock
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