La publicidad tiene como objetivo hacer que una marca se vuelva objeto de deseo y cuando esto se logra, estas marcas también sirven para hacer que el país de donde provienen se convierta en un lugar al que todos quieren ir o pertenecer. Con lo anterior queda claro por qué el consumidor mira y admira tanto las marcas y productos que vienen, por ejemplo de Estados Unidos, Alemania, Japón e Italia (aunque estén hechas en China) y casi siempre las califica de muy buenas, de hechas con calidad, de ser innovadoras, de marcar tendencias, etc… y esto se debe a que los países de donde provienen gozan de los mismos calificativos; es decir, tienen buena calidad de vida, un sistema de asistencia social eficiente, economías fuertes…. en pocas palabras, para el consumidor la marca tiene los mismos genes que el país donde nació. Hace años así eran también percibidas las marcas que orgullosamente tenían grabada la leyenda «Hecho en México”; sin embargo, con el paso del tiempo, los malos políticos y la descarada falta de apoyo a las marcas mexicanas, éstas han pasado a hacer percibidas como malas y de dudosas calidad; es decir, traen los genes que el PRI y su vástago Peña Nieto se han encargado de hacer creer que así es cómo se hacen las cosas en el país… Con esas referencias, ni los mexicanos confiarían en una marca 100% mexicana y luego por eso nos tachan de malinchistas. Ahora que el señor Donal Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos de América y que ha firmado las tan mentadas órdenes ejecutivas en materia de migración, entre las que se encuentra la construcción de un muro en la frontera con México, que por cierto pretenden que el gobierno mexicano pague y a lo que nuestro brillante presidente y su aprendiz de secretario de relaciones exteriores no han mostrado una posición clara y sólo atinan usar la frase del consumidor enojado: no voy a pagar por un servicio que no pedí. En cambio Trump, que si algo sabe es cómo ganar dinero, ya ha amenazado con incrementar en un 20% los impuestos a las importaciones provenientes de México. Como era de esperar ante la tibia respuesta de los representantes del país, los consumidores —muy probablemente desde un iPhone o laptop HP o Dell— han comenzado a protestar a través de las redes sociales y han convocado a un boicot contra las marcas “gringas” que operan en el país e invitan a consumir las marcas mexicanas, por ejemplo proponen cambiar el café de Starbucks por el café de Cielito Querido o Punta del Cielo, incluso hay memes, que espero sean en sentido irónico, que proponen cambiar Netflix por Blim. Si bien, ésta es una interesante acción que sirve para generar reconocimiento de marcas nacionales y de paso promover el consumo de los productos que se producen en la nación, también es cierto que marcas como Starbucks llegaron a nuestro país porque la familia MEXICANA Torrado, dueña de la firma Alsea, que maneja entre otros restaurantes Burger King y Domino´s Pizza, compró la licencia; es decir, la inversión es mexicana y con ella se da empleo a más de 9,000 personas. Si los Starbucks han proliferado en México es porque el consumidor mexicano le abrió las puertas de su casa y con ello le dio su carta de naturalización. Comprar o no productos de marcas gringas, en nada afecta la economía de los Estados Unidos y menos los planes del señor Donald Trump, a quien por cierto le vale madres que compres o no en Starbucks, porque sabe que los países se alimentan de la recaudación fiscal y al cerrar los Starbucks, Mc Donald’s, KFC, Burger King, Pizza Hut… éstos dejarán de pagar impuestos, por eso el presidente gringo no ha dicho que no va dejar entrar productos mexicanos, por el contrario, está diciendo que les cobrará más intereses. Si se sigue pensando así, el muro nos lo estamos construyendo nosotros mismos y contra esa cerrazón nada se puede hacer. Empresas mexicanas que han logrado traspasar las fronteras y nos han devuelto un poco la dignidad a través de sus marcas, sobre todo en territorio gringo, son contadas: Cemex y Bimbo por mencionar algunas, Pero hay una empresa 100% mexicana que por más de 30 años ha promovido y hecho publicidad de manera indirecta a los productos mexicanos en los Estados Unidos y con ello ha favorecido que los productores mexicanos tengan mayor demanda y por lo tanto mayores ventas. La empresa de la que hablo se llama Los Tigres del Norte, ellos a través de sus corridos y canciones han hecho que la preferencia sobre lo mexicano esté antes que lo gringo, ellos han mantenido el orgullo por lo mexicano y han puesto en claro que América no es una marca gringa. Escribo esto, porque quiero que quede claro que el amor por México no está en las marcas, si no en lo que su gente hace para que vean que lo que sale de México también trae buenos genes. Pedir que prefieras Café Punta del Cielo en lugar de Starbucks, es tan ridículo como decir que escuches sólo a Los Tigres del Norte y le cierres la puerta a la música que se produce en el vecino país del norte… Si como consumidores seguimos pensando así, nosotros mismos somos los que estamos construyendo fronteras que a nadie favorecen. Los intercambios, está comprobado, traen grandes beneficios. A estas alturas resulta absurdo pensar que lanzar un boicot contra las marcas gringas que operan en nuestro país desde hace décadas, le demostrará a Donald Trump que los mexicanos somos bien chingones y podemos solos, ese orgullo mal entendido es justamente el que le dio en la madre a las marcas mexicanas, pues por no quererse sentir un mexicano del montón pasamos del mercado sobre ruedas al supermercado. Está bien tomar como bandera para la lucha por el orgullo mexicano a Cielito Querido o Punta del Cielo; sin embargo, éstas siguen siendo marcas que su única diferencia es que tienen su nombre en español y que muy probablemente serán adquiridas por una firma internacional como ha ocurrido con todas las marcas que comienzan a quitarle una rebanada de pastel a las marcas internacionales o ¿a caso no siempre ha sido así? Ante esa amarga realidad, lo mejor que podemos hacer es dedicarle a Donald Trump la canción América de Los Tigres del Norte y demostrarle que en su país, la marca de México está grabada hasta en las hamburguesas.
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