El final del año se está acercando y, como cada diciembre, las tiendas y las calles se empiezan a llenar de motivos navideños. Las luces coloridas alumbran las ciudades, los turrones inundan los supermercados y las casas empiezan a lucir su tradicional decoración. Y con todo ello, nuestra cabecita empieza a pensar en las deseadas vacaciones y, cómo no, en los propósitos para el nuevo año. Pero los publicitarios vamos un poco más allá, y mientras vemos las horas pasar hasta que llegue la Navidad, saturados ya de la misma tras meses trabajando en campañas para esta época, en nuestra cabeza vislumbramos un escenario idílico en el que amaríamos trabajar. Por ello, no dudamos ni un momento en aventurarnos a establecer los nuevos objetivos para nuestra vida laboral en el próximo año: 1.- Darle menos importancia a los concursos: dejar de pensar en hacer publicidad para ganar premios o para que nuestro contenido sea viral o noticiable. Es decir, si finalmente se convierte en el fenómeno del momento o ganamos cinco premios con nuestra campaña, será estupendo, pero no podemos vivir por y para ello. El reconocimiento es algo bueno y que a todos nos gusta, pero muchas veces es mucho más reconfortante que nos reconozcan el mérito nuestros compañeros y superiores, así como nuestros clientes. Ellos son los que nos ven esforzarnos diariamente y los que saben cómo trabajamos, por lo que su reconocimiento debería ser el que más nos importase. Por ello, también debería ser uno de nuestros propósitos el ser más conscientes de la comunicación en nuestro equipo de trabajo. Ser amable y valorar el trabajo del resto mejorará el ambiente laboral, permitiéndonos ser más productivos y crear mejores ideas y campañas. 2.- Hacer mejor publicidad: tristemente, la publicidad convencional se está convirtiendo en la hermana olvidada, en la que parece que no hay que invertir demasiado tiempo siendo creativos. Ver los anuncios en televisión provoca un sopor y una pereza inmensos, y ya ni hablemos de oír los de la radio. Ya he perdido la cuenta de las veces en las que la publicidad ha interrumpido la programación y he oído a mis familiares y amigos comentarios del estilo “¡qué asco dan los anuncios!” o “deberían retirar toda esa publicidad”, tras lo que recibo una mirada compasiva, como queriendo decir que no me lo tome como algo personal. Y tú, como profesional publicitario, ¿qué vas a decir? Pues que tienen toda la razón, evidentemente. En este nuevo año, intentemos dejar a un lado las prisas y producir campañas de calidad para nuestros clientes, de esas que te harán sentir orgullo y no vergüenza si tienes que verlos u oírlos delante de tus allegados. 3.- Lograr que nuestros clientes apuesten por nosotros y nos dejen asumir riesgos razonables. Este objetivo está muy ligado con el anterior, ya que muchas veces nos vemos obligados a trabajar con conceptos machacados y obsoletos por la cabezonería y el miedo al cambio de nuestros clientes. Como profesionales, debemos tratar de aportarles siempre la mejor solución, por ello es necesario olvidar el miedo a que nos digan que no ante una propuesta de cambio, por muy tradicionales que sean, solo así tendremos una oportunidad de que apuesten por nuestro talento y potencial. Esto se ve muy presente en las campañas navideñas, en las que son muy pocos los clientes que apuestan por ideas novedosas que sorprendan al público, frente al sinfín de clientes que prefieren quedarse con lo de siempre, creando anuncios mediocres y aburridos de los que el consumidor no quiere ni oír hablar. 4.- Hacer entender a nuestros clientes que el hecho de que una campaña sea digital no implica que necesite una inversión de irrisoria. Pese a que el mundo digital adquiera cada año una mayor relevancia, parece que muchos clientes aún no han entendido que una campaña digital puede necesitar una inversión igual, e incluso superior, que una en medios tradicionales. Publicitar en redes sociales e internet no significa publicitar gratis o al precio del pan, sino que es necesario contar con una estrategia sólida que se vea reflejada en unas acciones tácticas y efectivas. 5.- Cambiar de agencia si odiamos el trabajo en la nuestra. Algo en común que tenemos los publicitarios es que todos nosotros estudiamos Publicidad porque era una profesión que nos entusiasmaba, por vocación, ¿qué sentido tiene acabar finalmente en un trabajo que detestas? Abandonar nuestra estabilidad y enfrentarnos a la búsqueda de un nuevo proyecto laboral puede provocar algo de vértigo, pero sin duda me parece aún más nauseabunda la idea de ver los años pasar en un trabajo odioso. En las relaciones laborales, deberíamos actuar como en las personales: cuando se acaba el amor hay que saber decir adiós. 6.- Organizar mejor el tiempo y los encargos para que no nos asfixien los deadlines. Otra cosa que parece caracterizar al sector publicitario son las prisas, el estrés y la constante incapacidad de asumir un encargo con tiempo suficiente y sin agobios de última hora. En el próximo año seamos más organizados, por nuestra salud y por los resultados de nuestros clientes. Tener un calendario a la vista de todo el equipo en el que queden claros los próximos encargos, según urgencia y peso, puede ser una buena técnica para evitar que el tiempo se nos eche encima. 7.- Salir de nuestra zona de confort: es importante entender que la zona de confort no tienen por qué suponer unas condiciones ideales. A menudo, la zona de confort de los publicitarios consiste en pasar innumerables horas en su lugar de trabajo, dedicar poco tiempo a la familia y los amigos y no nutrir su creatividad con actividades culturales de su interés. Por ello, en este nuevo año, un propósito que nos ayudará a mejorar personal y profesionalmente es el abandonar esos malos hábitos que se han convertido en algo cotidiano: beber menos café, alimentarnos mejor y practicar ejercicio, pasar tiempo con nuestros seres queridos, realizar actividades que nos motiven en nuestro tiempo libre, llevarnos menos trabajo a casa… 8.- Conseguir trabajar con briefings de calidad: otra de las razones por las que a menudo los equipos creativos crean contenidos y campañas mediocres, es la ausencia de un briefing concreto y que contenga la información necesaria y relevante. Es necesaria la exactitud a la hora de establecer los objetivos de marketing y de comunicación, de marcar una estrategia a seguir por los creativos, e incluso de marcar el camino para el plan de medios a establecer. Un buen briefing emociona a los creativos y los motiva a trabajar mejor, ya que facilita en gran medida su trabajo y les ahorra tediosas horas de investigación que minan la creatividad de cualquiera, permitiéndoles ser más productivos y eficaces. 9.- Estimular el buen ambiente y la creatividad en la agencia: como decía David Ogilvy, “Diviértase trabajando en su agencia, cuando la gente no se divierte rara vez produce buena publicidad”. Hoy en día son muchas las agencias en las que los trabajadores no se divierten y en las que, en momentos de estrés, la tensión se puede cortar con cuchillo y tenedor. Este ambiente no es propicio para crear buena publicidad de la que la agencia se enorgullezca y que consiga que sus clientes permanezcan en ella y atraer a otros nuevos. Las cenas de empresa son un buen momento para mejorar el clima laboral a través de la interacción relajada, e incluso de alguna actividad grupal. No obstante, no hay que olvidar mejorar el clima y el compañerismo en el día a día y no solo fuera del trabajo. Imágenes cortesía de Shutterstock
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