La Humanidad existe gracias a la comunicación, en un feedback creciente que se pierde en el tiempo, sobre todo porque la capacidad de hablar potenció la comunicación y configuró en el ser humano una ventaja evolutiva que lo ha llevado a la cima del mundo, o al menos eso es lo que piensa. Aunque como somos los únicos que pensamos, no sé si tiene mucho sentido pensarlo. Más allá de filosofías, la comunicación nos permite ser persona y conectar con el resto de ellas y su importancia se manifiesta en muchas ocasiones, como cuando no conseguimos conectar, por ejemplo, por problemas de barrera idiomática. Sin embargo, el desapego y la flagrante falta de respeto que tenemos por ella debería ser caso de estudio, ya que nos es muy sencillo olvidarnos de ella, postergarla, oscurecerla o tergiversarla en beneficio propio o de terceros hasta tal punto que en la actualidad los grandes agregadores mundiales de contenidos se plantean muy seriamente la detección de contenido falaz en comunicación debido a su desmesurado crecimiento. ¿Y qué ocurre en la empresa? Pues la cosa no mejora, para nada. De inicio, el concepto «comunicación» se hace extraño para muchos profesionales. Comunicar implica emitir contenido y transmitirlo de tal forma que el receptor sea capaz de entenderlo y asimilarlo. Una de las plagas del siglo XXI, potenciada por Internet como canal de difusión, es hablar por hablar y ya puestos, escribir por escribir, sin prestar atención al contenido ni al oyente. Hace años que se instauró la norma del «no pasa nada» que abrió las puertas a la parte oscura de muchos. Y sí, no arruguéis el ceño por ello, acabo de decir hace tres párrafos que el mayor agregador mundial de contenido investiga cómo detectar noticias verazmente falsas para eliminarlas de su entorno de difusión. Una vez más seamos honestos con nosotros mismos y asumamos que la basura no reside sólo en los contenedores. Muchas empresas y profesionales viven permanente alejados de la comunicación, ajenos a la importancia que ella tiene para ellos y su entorno profesional. Que alguien no te diga a la cara que hablas de forma soez y atentando contra tu lengua materna, no te exime de intentar entender por qué ves muecas en los rostros de tus interlocutores. Y no hablemos de los correos electrónicos con el ya famoso argumento del inculto de que escribe así porque se ha acostumbrado a abreviar en su app de mensajería preferida. Es tanta la ignorancia que transmite dicha aseveración que asusta que siga siendo el pan nuestro de cada día. Y de las faltas de ortografía y errores gramaticales, mejor ni hablar. Pero el mayor problema, si algo puede superar lo citado, es la problemática en materia de conexión social que el profesional y la empresa diseña cuando se enemista con la comunicación. Las empresas necesitan comunicación externa para mostrarse a sus clientes potenciales y comunicación interna para definir los procesos y procedimientos que conduzcan a esa comunicación externa. Pero no, otra vez no, que no nos enteramos. ¿Habéis intentado decirle a algún empresario que tiene problemas de comunicación interna? Muchos, ni saben que deben cuidar esa comunicación porque no saben que lo es. Para ellos, su día a día con sus empleados nada tiene que ver con la comunicación por el simple hecho que él es el jefe y allí se hace lo que él manda. ¿Para qué comunicarse? Los empleados sólo deben cumplir sus órdenes. Y sí, lo sé, estamos a las puertas de 2017 pero yo lo sigo viendo, viviendo y sufriendo día a día. ¿Por qué siempre digo que los problemas profesionales emanan de las personas? En primer lugar, porque es una verdad como un templo y, en segundo lugar, porque la falta de comunicación induce y conduce a un elevado porcentaje de los problemas de gestión. De ahí la importancia de un departamento de recursos humanos alineado con la comunicación entre las personas y no alienado por las personas que omiten la comunicación. Hablar no es transmitir y transmitir no es comunicar. He dicho más veces de las que jamás pensé que el actual ecosistema socio-empresarial afecto por una atmósfera global digital marcará un hito en la historia de la Humanidad, no sólo por el contraste que ha generado en tan sólo dos décadas sino por lo que a futuro generará dicho contraste. Cuando hablo con empresarios sobre el marketing de contenidos me abruma escuchar casi de forma constante un «vaya, es que nosotros no sabemos escribir, no es nuestro trabajo». ¿No será que no comprenden la importancia de comunicar y que, con casi toda seguridad, no lo han intentado? En un entorno profesional altamente competitivo y exigente, hay un porcentaje muy elevado de profesionales y empresas que siguen hibernando en la calidez de sus oseras, ocultando su falta de recursos con la excusa de la hibernación, cuando hace mucho que pasó el invierno y fuera, hay muchos oseznos correteando y divirtiéndose. Es extremadamente importante para el día a día de la empresa que sus departamentos analicen sus procesos comunicativos y diseñen estrategias intra e inter departamentales si quieren avanzar. ¿Nos suena eso de que al equipo comercial no le llega información para potenciar sus ventas? Seguro que «tenéis un amigo al que le pasa» Recordemos de nuevo la honestidad con uno mismo, eso ayuda a crecer. ¿Y qué hacemos si queremos mejorar? ANALIZAR Y DETECTAR. Ver cómo estamos respecto de la comunicación interna y externa. Chequeemos cómo nos comportamos con compañeros, jefes y relaciones externas atendiendo a cómo comunicamos. Y si llevamos un departamento, lideremos el chequeo. APRENDER Y PREGUNTAR. Aplicarse en normas básicas muy cercanas al sentido común y confiar en expertos externos para potenciar nuestros canales de comunicación. Si no sé escribir, que me escriban. Si no se comunicarme, que me enseñen. VALIDAR Y CORREGIR. Estar pendiente de los cambios en comunicación de la empresa, ver cómo evoluciona el nuevo conjunto, detectar puntos de mejora y acometerlos. Dejemos de iniciar cosas que luego dejamos morir. Olvidemos el manoseado «es que no tenemos tiempo para ello» porque no hablamos de tener tiempo sino de entender qué tenemos que hacer para mejorar en el tiempo que tenemos. Actualmente, la comunicación es uno de los aspectos estratégicos que más pueden influir en el crecimiento y sostenibilidad de un entorno de negocio. No comprometas tu identidad por no saber comunicarla. Charles Augustin Sainte-Beuve, escritor y crítico literario francés del siglo XIX dijo, con una gran carga de verdad que «hay pocos animales más temibles que un hombre comunicativo que no tiene nada que comunicar». Es triste que en plena segunda década del siglo XX, parezca que perdemos humanidad por obviar la importancia de la comunicación.
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