Hace unos días me hacía el cuestionamiento de qué tanto han avanzado los gobiernos en los temas digitales que tanto interesan y llaman a los tiempos actuales ¿La regulatoria de las leyes que nos rigen realmente permiten una evolución social en los sistemas digitales? ¿El gobierno ha comenzado un verdadero diálogo bidireccional hacia la ciudadanía? ¿Estamos listos para confiar en un sistema de contacto digital para dar a conocer nuestras necesidades reales? Son un sinfín de preguntas que emergen ante el posible panorama de contar con gobiernos socialmente digitales con responsabilidad presencial y de contacto igual de fuerte que en el mundo outline. La realidad a la que nos enfrentamos hoy en día se ve muy alejada de lo que todos los usuarios deseamos, el gobierno no ha logrado tener empatía de contacto y mucho menos se ha permitido entender la base de nuestra generación: el día de hoy hablamos con usuarios y no con simples ciudadanos. Una gobernanza digital no puede llevarse a cabo si no hay personalidad digital alguna a la cual se pueda gobernar, es así de sencillo; con la falta de regulatorias en las plataformas digitales y la constante censura que se vive alrededor del mundo es muy complicado lograr crear verdaderos nexos de interés y confianza. El Gobierno de cada país debería entender que los tiempos están cambiando y esto puede impactar en la evolución social que se busca; todo esto bajo las circunstancias de un nuevo milenio que trajo consigo nuevos pensamientos y a su vez tendencias que han cambiado la forma de vivir. Dicho problema de impacto no se debe únicamente a lo mencionado en líneas anteriores, sino también a una mala, muy mala administración de la proyección de marca gobierno que presentan junto con una serie de falta de interés por escuchar y conocer las tendencias de consumo actuales, las cuales permiten generar una penetración empática de fidelidad ante los usuarios lo cual a la postre puede verse reflejado en acciones de beneficio para los gobiernos. Aunque muy pocos se atrevan a tocar este tipo de temas por la susceptibilidad que significa y la percepción social que tenemos hacia no mezclar iniciativa privada, emprendurismo y generaciones de cambio con el gobierno, debemos entender la importancia que significaría de manera futura el no contar con una participación activa con estos temas, teniendo como ejemplo principal (y que mencioné en mi anterior artículo) las elecciones de Estados Unidos, donde al no contar los aspirantes con el suficiente contacto hacia sus votantes Millennials para conocer sus necesidades y preocupaciones, se ganaron unas elecciones que han divido la opinión en el mundo sobre su impacto social, afectando las casas de bolsa, las relaciones comerciales y hasta el futuro de muchas empresas. Porque el tema de gobernanza digital se basa (desafortunadamente) en solo tener canales de comunicación de una sola dirección, donde el ciudadano prefiere estar más tiempo en otras plataformas que suman mayor valor a sus necesidades personales en lugar de sentir la necesidad de realmente sumar una acción de beneficio en una sociedad que es de todos. Para lograr un verdadero cambio de esto será necesario reestructurar la forma en cómo se vienen haciendo las cosas, es importantísimo entender que los usuarios exigen plataformas de contacto verdadero, requieren gobiernos capaces de entender modas sociales y a la vez la responsabilidad de construir un mejor sistema de confianza el cual no será posible sin una correcta estrategia de marca, un plan de comunicación bidireccional, publicidad real y enfocada a los nuevos mercados, al igual que un sistema digital que aporte valor agregado y no se vuelva un dolor de cabeza para cada usuario.
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