Quizá es la contemporaneidad, o tal vez la mala costumbre, esa maldita y arraigada enseñanza (que ahora se ha convertido en crianza), de tenerlo todo al instante; rápido, fácil y práctico porque de otra manera ya no es funcional. Este tema forma parte de todas las áreas, en todas las personas e impacta a todos por igual. En publicidad, y si hablamos de creatividad específicamente, nos vemos realmente afectados por esta enseñanza de lo rápido y fácil. Ahora, los creativos esperan tener grandes puestos en solo meses; ganar premios en festivales con ideas básicas y primigenias. La realidad es otra, la verdad es que el común denominador (y a excepción de unos cuantos), todo se trabaja y se hace una y otra vez, una y otra vez hasta lograr la maestría. Unos les llaman experiencia, callo, colmillo e incluso hay estudios que la han denominado la teoría de las 10mil horas. Seamos realistas, en esta industria a los 25 años, sin premios ni puestos “importantes”, eres como una modelo con acné. Pero descuida, tranqui, respira y comienza a practicar, porque dicen por ahí que no gana el que mejor lo hace, sino el que más resiste. Recuerda que la práctica diaria, nos acerca a nuestros talentos, quizá, en una de esas, te das cuenta que la publicidad realmente nunca fue para ti. ¿no?
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