Estuve pensando sobre las ideas que son buenas y las que son correctas, ¿qué las hace diferentes? aquí se los dejo para empezar a reconocerlas. Veamos. Las ideas buenas rompen paradigmas, dan miedo pero el creativo se arriesga, no paraliza el proceso creativo… y al contrario, las ideas correctas se quedan a un paso de romper esquemas justo por ese miedo que impide que fluyan bien. Las ideas buenas son las que brincan fuerte en una corazonada, conectan, las correctas difícilmente emocionan, cumplen pero no trascienden y caen en algún cliché. Las ideas buenas nacen del pensamiento crítico, o bien, de una perspectiva divergente, las correctas nacen de un pensamiento lineal. Las ideas buenas son espontáneas y muy dinámicas, a veces se pueden visualizar en una fracción de segundo. Las correctas en cambio tardan mucho en llegar y se ven forzadas… es como “un traje a la medida” pero al final quedó entallado. Las ideas buenas se pueden seguir desarrollando, son flexibles, se mantienen vigentes por más tiempo, las correctas cumplen con un ciclo de vida más reducido… no encuentran alternativas para seguirse produciendo. Las ideas buenas van encontrando su propio camino, se proyectan y tienen un alcance casi insospechado, se vuelven como una especie de “fenómeno social”. Las correctas también labran su propio camino, pero no llegan a tener el alcance o el efecto esperado. Las ideas buenas van inclinadas hacia un alto nivel de innovación. Se materializan e insertan en el mercado, logrando con paciencia el éxito. Las correctas, se inclinan hacia lo creativo pero muchas veces no llegan a ser tangibles, se quedan en el nivel imaginario. Buscan la manera de moverse en un mercado que probablemente no está bien definido. Las ideas buenas requieren de una toma de decisiones asertiva (aunque no estemos conscientes de que estamos siendo asertivos), cuando se tiene experiencia se puede controlar mejor el factor “decisión” y es más fácil dirigirlas. Las correctas por su lado, son más pasivas… el peso de la toma de decisiones no es objetivo, por eso son poco asertivas y no toman riesgo. Las ideas buenas se pueden sentir como si físicamente estuviéramos fuera de nuestra zona de confort, como si la adrenalina nos estuviera alertando siempre, no sabemos qué va a pasar. Las correctas no salen de ese marco, de esa zona… no se lanzan al vacío, justo porque: “no sería correcto”. Me despido, Soy Erika, ¿ustedes qué opinan? ¿se van más hacia lo bueno o hacia lo correcto en sus proyectos? ¡Hasta la próxima! Imagen cortesía de Shutterstock
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