Tenía que llegar, ya tardaba en aparecer, aunque se haya dicho y escrito millones de veces acerca de el, tenía que decir algo yo también sobre tan singular persona y personaje. Nacido en 1955, Steve Jobs siempre tuvo un carácter peculiar, con poca o ninguna paciencia, y con un humor que caía como una tormenta sobre todo y todos lo que no era de su agrado, manifestándolo sin pelos en la lengua. Sin haber acabado los estudios superiores, que dejo colgados para dedicarse a las actividades que ya todos conocemos, era de una aguda inteligencia, e incluso considerado un genio, uno de esos genios matemáticos cuyas ideas salen de forma espontánea y que tienen más de intuicion que de análisis lógico. Su personalidad, de un carisma incontestable, lo convirtió en un icono de si mismo y de las empresas que comandaba. Trabajar para él podía ser algo realmente inspirador, aunque también podía llegar a ser aterrador, con su obsesión por el control y su búsqueda de la perfección. Un espíritu zen sin la serenidad de la misma filosofía, que podía llegar a tensar el ambiente en el que se encontraba, lo que le valió no pocas trifulcas en lo personal y lo profesional. Jobs se convirtió en el creador y recreador de una de las compañías más creativas del mundo. Pero sus dos épocas en Apple no fueron lo único que salió de su mente, con Pixar, dió un gran impulso al mundo de la animación digital. La trayectoria de la vida de Steve Jobs es la clásica historia del triunfo a la americana, desde un pequeño garaje, hasta uno de los imperios tecnológicos más rentables y reconocibles. Sin ser programador ni ingeniero, si que uno de los grandes creadores de Sillicon Valley, y un maestro en combinar ideas, arte, y tecnología para anticiparse al futuro. Tres décadas en las que se dedicó en cuerpo, mente y alma a la innovación con grandes logros como el Macintosh, que popularizó la interfaz de usuario en los ordenadores y orientó al público al mundo de la autoedición, iTunes, que revitalizó la industria discográfica, o el iPad, que fue el pistoletazo de salida para las tablets. Otro punto fuerte era su habilidad para las presentaciones, que dominaba como nadie, y producto tras producto lograba que fuese el más deseado y esperado. A día de hoy sigue siendo un gran referente en cuanto empresarial, pero también de marketing y creatividad general, habiéndose ganado un lugar en la historia.
Comentarios