Todos sabemos que abrir un negocio es difícil, y que mantenerlo es aún más duro, en estos tiempos tan revueltos todo es una incertidumbre y hay que luchar a brazo partido cada día por mantenerse a flote y continuar tirando hacia adelante, con trimestres, cuota de autónomos, facturas de luz y agua si se tiene local, y todos los asuntos que hay que tener en cuenta. Escollos que todos los que tuvieron o tienen un negocio, del sector que sea sabe que hay que tener en cuenta para que tu medio de vida no te cueste la vida. Propietarios de negocios que tienen en cuenta todos los factores y cada uno a su manera se ocupa de solucionar de una forma responsable. Pero hay unos pocos que he observado, que parecen empeñados en un ilógico autosabotaje casi imposible de explicar. He aquí un extracto de seis practicas contraproducentes, a modo de ejemplo de lo que no debiera hacerse al frente de un negocio:
- Escatimar en medios. Ahorrar costes no significa tener un negocio cutre, hay cosas en las que invertir repercuten tanto en el bien del usuario final, como en el del negocio mismo. No hace falta que el negocio de cada uno sea un palacio, pero hay que dotarlo de lo necesario para su funcionamiento, y también para que sea visualmente apetecible. A los antros no suele entrar mucha gente y mucho menos repetir.
- Desperdiciar tiempo de trabajo. Estar todo el día en el centro de trabajo no quiere decir que se esté haciendo bien, no por más horas se consigue mayor productividad. Menos es mas, como se suele decir, y es verdad. Todos los negocios tienen un horario, si se está viviendo en el negocio, algo no anda bien.
- Descuidar el personal. Los trabajadores de cada uno son los embajadores del negocio, si no están bajo buenas condiciones, todo se acaba derrumbando. No es buena idea andar jugando con el salario y condiciones de los trabajadores. Un ambiente adecuado en el negocio, es garantía de continuidad.
- No hacer publicidad. ¡Blasfemia! Los productos no se van a echar a correr tras el cliente. El rótulo en la puerta como única publicidad dejó de funcionar en los años 40. Es necesario, independientemente del tamaño de negocio, hacer campaña casi de forma permanente, con gusto e imaginación.
- No innovar. La rutina aburre, y en un negocio el aburrimiento es algo letal. Hay que promover cambios, estar en un constante movimiento. No se trata de una transformación extrema, es más bien una natural evolución constante, una mejora continua que haga que la experiencia del cliente sea algo singular.
- Descuidar a su público objetivo. No se puede contentar a todo el mundo, si se intenta, al final nunca nadie estará contento y quien va a pagar el pato es el propio negocio. Es preferible buscar un público específico y estable, que conecte con el producto.
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