Este 14 de septiembre del 2016 se estará cumpliendo el primer año de la desaparición del certificado de locutor en México, que reconocía a hombres y mujeres que han sido la médula espinal de los de la radio.Este reconocimiento, que a últimas fechas expedía la Secretaria de Educación Pública pero que inició en la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, daba el aval del Estado para poder participar en las transmisiones radiofónicas y televisivas, dando legalidad bajo la Ley Federal de Radio y Televisión -la cual, al día de hoy, es lo mismo que un semáforo después de medianoche, al cual nadie respeta-. Este distintivo que hacía la diferencia entre el aficionado y el profesional simplemente desapareció en un acto de simplificación administrativa. ¿Qué significa el haber cumplido un año sin este reconocimiento? Un vacío total de valor a los oficios en este país, donde al profesor se le dice maestro y al médico doctor. Cuando Maestro lo merece quien ha cumplido una maestría y Doctor un doctorado. Hoy, lamentablemente, pensamos que cualquiera que se atreva a pararse frente a un micrófono ya es locutor -una creencia alimentada por muchos, por aquellos que con tener voz gruesa quieren de la nada un programa o por los que han hecho algunas cosas en YouTube-. Grandes voces creativas de este país han pasado por el calor mágico de la insolencia de la radio. Cómo olvidar a: Paco Stanley, a Germán Valdez “Tintán”, a Martin Hernández y al “Negro” Gonzáles Iñárritu, por poner unos ejemplos. Este 14 se septiembre cada quien tiene su festejo, “El Sindicato”, más de radio que de televisión, comparte la fecha con todos los trabajadores de la industria, mientras que “la Asociación de Locutores” hará lo propio con una sociedad mexicana que –en su característica nobleza- aplaudirá a todos aquellos que se posan frente a un micrófono (sin importar si vende colchas en una feria o conduce jaripeos en una ranchería). P.D. Abrazo grande a los verdaderos locutores de México, apegados al derecho y que entienden el valor de cada palabra, que construyen un mejor país y no solo hablan porque tienen boca. Imagen cortesía de iStock
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