La muerte, la angustia existencial, la ausencia de Dios, la persistencia de la maldad. Los temas que sobrevuelan la obra del cineasta sueco Ingmar Bergman no parecen los más adecuados para una campaña publicitaria. Sin embargo, el hombre dirigió una serie de comerciales en 1951, y para la marca de jabones Bris (“brisa”). ¿Cómo fue? En aquel entonces la industria cinematográfica sueca estaba de huelga, en protesta por los altos impuestos al entretenimiento establecidos por el gobierno. Bergman tenía 33 años, dos ex esposas, cinco hijos, una esposa nueva y un sexto hijo en camino. Necesitaba dinero, y en consecuencia aceptó un encargo para crear una campaña para un nuevo jabón. Él mismo lo recordó así: “Originalmente acepté los comerciales de Bris para salvar la vida de mi familia y la mía propia. Pero eso era secundario. La razón principal fue que me dieron libertad absoluta para hacer lo que quisiera con el mensaje del producto. Siempre se me hizo difícil tener algún resentimiento hacia la industria cuando esta le pide ayuda a la cultura, cheque en mano.” Bergman contrató a su director de fotografía preferido en aquel momento, Gunnar Fischer, y juntos hicieron nueve cortos de más de un minuto de extensión, que se proyectaron en cines durante los tres años siguientes. En esos cortos, e increíblemente, aparecen varios recursos clásicos de sus películas: espejos, dobles, historias dentro de otras historias. El primero, de lanzamiento, se llamó “Jabón Bris” y es el más básico. A partir de allí, la cosa se puso más extraña e imaginativa. El generoso sitio Open Culture compartió una breve descripción de cada “episodio” de la saga; los comerciales están en YouTube:
- Episodio 2, “Chica de tenis”: un partido de tenis se convierte en una batalla épica entre el bien y el mal, es decir, entre el jabón Bris y las bacterias.
- Episodio 3, “Gustaviano”: cuenta la escasa higiene en la corte del rey Gustav III, en el siglo 17. Claro, no tenían Bris.
- Episodio 4, “Operación”: según los expertos, este es el más intrigante, ya que Bergman se refiere al negocio del cine usando todos los trucos a su disposición.
- Episodio 5, “Show de magia”: otra batalla entre el bien y el mal, ahora en miniatura.
- Episodio 6, “El inventor”: un hombre inventa el jabón antibacterial, pero se despierta y se da cuenta de que era un sueño. Y encima, el jabón ya lo había inventado Bris.
- Episodio 7, “El acertijo”: Bergman crea un acertijo con imágenes mediante un montaje, para comunicar el slogan “Bris mata las bacterias – sin bacterias, sin olor”.
- Episodio 8, “Tridimensional”: Bergman pensaba que las películas en 3D eran “ridículamente estúpidas” y en este corto las ataca con humor.
- Episodio 9, “La princesa y el porquero”: protagonizado por Bibi Andersson, entonces de 15 años y luego actriz en varios filmes del sueco.
Ingmar Bergman no fue el único director legendario que incursionó en publicidad; también lo hicieron Fellini y Scorsese, entre otros. Pero el caso del sueco es notable porque, como ya se dijo, su cine no parece el más apropiado para vender productos. Busquen estos comerciales: son tan curiosos como entretenidos. (Fuente: Open Culture)
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